27/01/2020, 17:46
Takumi se había levantado pronto aquella mañana, quería prepararse bien para aquel día pues iba a solicitar su primera misión oficial. «Ya era hora de que me decidiera a realizar alguna, como me sigan fallando los prototipos voy a tener que hacer misiones a diario para pagar los materiales.» Se había pertrechado bien cuando salió camino al Edificio del Uzukage, dispuesto a aceptar la primera misión que tuvieran disponible para su rango. El clima para ser invierno no era excesivamente frío en comparación con regiones más norteñas, pero acostumbrado al calor de su desértica tierra natal el marionetista notaba como haber cogido una rebequita no hubiera sido una mala idea.
Llegó a la recepción del Edificio del Uzukage, cuando al poco de entrar la brisa mañanera hizo mella en el kazejin.
—Aa... Aaaaa... ¡Achuusss! —Estornudó con tanta fuerza que sus gafas salieron disparadas hacia delante.
El genin, con una vista borrosa que no llegaba a distinguir más que manchas, se agachó y comenzó a gatear hacia delante buscando los anteojos. Por fin los encontró y, aún de rodillas, cuando iba a ajustárselos en la cara recibió un pequeño golpe en su costado izquierdo.
—¡Ouch! Perdón. —Escuchó de parte de la persona que se había chocado con él.
Se puso las gafas y se levantó, enfrente vio a un chico, parecía más joven que él; se fijó un poco más y localizó en su portaobjetos la chapa de Uzushiogakure.
—¡Perdón!, ha sido culpa mía, que estaba buscando mis gafas. —Hizo una breve inclinación de cabeza.
De normal el refugiado habría acabado ahí la conversación con el genin de alborotados cabellos, sus habilidades sociales no eran las mejores, pero había venido para realizar una misión y tal vez hacer una en conjunto hacía más ameno o sencillo el trabajo.
—Perdona, ¿no estarás aquí para hacer alguna misión? Había venido en solitario para ello pero tal vez es más cómodo colaborar para un mejor resultado. ¡Ah, por cierto! Me llamo Tsukisame Takumi, disculpa mis formas. —Le dijo ofreciendo su mano derecha.
Llegó a la recepción del Edificio del Uzukage, cuando al poco de entrar la brisa mañanera hizo mella en el kazejin.
—Aa... Aaaaa... ¡Achuusss! —Estornudó con tanta fuerza que sus gafas salieron disparadas hacia delante.
El genin, con una vista borrosa que no llegaba a distinguir más que manchas, se agachó y comenzó a gatear hacia delante buscando los anteojos. Por fin los encontró y, aún de rodillas, cuando iba a ajustárselos en la cara recibió un pequeño golpe en su costado izquierdo.
—¡Ouch! Perdón. —Escuchó de parte de la persona que se había chocado con él.
Se puso las gafas y se levantó, enfrente vio a un chico, parecía más joven que él; se fijó un poco más y localizó en su portaobjetos la chapa de Uzushiogakure.
—¡Perdón!, ha sido culpa mía, que estaba buscando mis gafas. —Hizo una breve inclinación de cabeza.
De normal el refugiado habría acabado ahí la conversación con el genin de alborotados cabellos, sus habilidades sociales no eran las mejores, pero había venido para realizar una misión y tal vez hacer una en conjunto hacía más ameno o sencillo el trabajo.
—Perdona, ¿no estarás aquí para hacer alguna misión? Había venido en solitario para ello pero tal vez es más cómodo colaborar para un mejor resultado. ¡Ah, por cierto! Me llamo Tsukisame Takumi, disculpa mis formas. —Le dijo ofreciendo su mano derecha.