28/01/2020, 23:26
Para cuando el Inuzuka se centró un poco, la chica contestó a Daigo. Afirmaba que su padre le dijo que la protegería del demonio, y todo resultó acabar en una catástrofe en la que la chica perdió a su madre. Al menos perdió a la mayor parte de la misma. Etsu quiso ser partícipe, al menos un poco más. El boxeador aseguró a la chica que ellos se encargarían del demonio, intentando tranquilizar a la chica.
Pero...
«¿P-pero cómo que un demonio? ¿se referiría su padre a un tipo realmente malo?»
Respingó un par de veces la nariz, al estar cerca de ellos notó algo un tanto raro. Akane no tardó en confirmar las sospechas, miró a Etsu y afirmó lo que él también podía oler. En ese mismo sitio estaban los olores de los Inuzuka, de Daigo, de la chica, y uno más... uno que también salía de la propia chica.
¿Cómo era eso posible? Nunca habían sentido algo similar, una persona siempre tiene un único olor personal, no puede tener varios. Esa idea iba en contra de toda lógica.
Etsu se agachó hacia Akane, y con una voz mucho mas baja de lo normal intentó comunicarse con el huskie sin que los otros se enterasen —¿No será que tiene el olor de la madre por eso de toda ésta sangre?
Pero no, Akane estaba convencido de que tenía que ser otra cosa. Aún así, tampoco sabía de qué se trataba. Jamás había topado con algo similar, y pese a su gran inteligencia, estaba en las mismas que Etsu.
—Daigo tiene razón, pequeña —el Inuzuka se reincorporó, e intentó afianzar la seguridad de la pequeña en ambos —somo shinobis, y vamos a encargarnos del demonio ese. Pero tienes que decirnos de dónde vienes... ¿te acuerdas?
Pero...
«¿P-pero cómo que un demonio? ¿se referiría su padre a un tipo realmente malo?»
Respingó un par de veces la nariz, al estar cerca de ellos notó algo un tanto raro. Akane no tardó en confirmar las sospechas, miró a Etsu y afirmó lo que él también podía oler. En ese mismo sitio estaban los olores de los Inuzuka, de Daigo, de la chica, y uno más... uno que también salía de la propia chica.
¿Cómo era eso posible? Nunca habían sentido algo similar, una persona siempre tiene un único olor personal, no puede tener varios. Esa idea iba en contra de toda lógica.
Etsu se agachó hacia Akane, y con una voz mucho mas baja de lo normal intentó comunicarse con el huskie sin que los otros se enterasen —¿No será que tiene el olor de la madre por eso de toda ésta sangre?
Pero no, Akane estaba convencido de que tenía que ser otra cosa. Aún así, tampoco sabía de qué se trataba. Jamás había topado con algo similar, y pese a su gran inteligencia, estaba en las mismas que Etsu.
—Daigo tiene razón, pequeña —el Inuzuka se reincorporó, e intentó afianzar la seguridad de la pequeña en ambos —somo shinobis, y vamos a encargarnos del demonio ese. Pero tienes que decirnos de dónde vienes... ¿te acuerdas?
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~