30/01/2020, 16:31
El amejin no daba crédito a lo que acababa de pasar. La niña estaba desatada ahora, pero antes parecía amordazada. El supuesto secuestrador era... Su padre? No podía entender lo que estaba ocurriendo. Quizás si hubiera conocido a su madre hubiera podido tener más empatia hacia la chica y compadecerse de ella por perder a un progenitor, pero ese no era el caso. A aquel hombre le quedaban minutos para acabar muriendo irremediablemente y era demasiado corpulento como para poder llevarle de vuelta al pueblo entre los dos. Aún no tenía suficiente práctica con las invocaciones como para llamar a Heishi como hacía su padre, así que las opciones se acababan.
Miró a su compañero y luego a la niña con gesto neutro y se acercó a Takumi, posándole la mano izquierda en su hombro derecho sin mirarle, sin apartar la mirada de la niña. No se le ocurría nada que hacer. Si fuese una zona aislada sería muy sencillo hacer un torniquete e intentar llevarlo, pero se trataba de un brazo, toda la espalda y su pierna. Ahora podía ver que aquel hombre no había dado toda su fuerza para aquella pelea, de lo contrario, habrían muerto muy posiblemente.
-No te culpes, nosotros hicimos lo que debíamos -Dijo a su compañero intentando calmar la situación.
-Si, es mi padre... Y se va a morir. Ya sabía yo que no era buena idea... -La niña parecía desconsolada y abrazaba el cuerpo de su padre, intentando sacarlo del infierno de rocas puntiagudas que uno de los shinobis había formado.
Era sorprenderte ver como aquella chica podía mover en parte el cuerpo de aquel hombre, aunque poco a poco, ya casi había conseguido sacarlo de aquella peligrosa zona. Al verla hacerlo, se veía como los músculos de sus brazos se tensaban, dejando entrever que posiblemente aquella chica tuviese más potencia física que ambos dos juntos. Y llegado a este punto, era ridículo pensar que era pura genética. Era casi seguro que se había entrenado, para algo.
Miró a su compañero y luego a la niña con gesto neutro y se acercó a Takumi, posándole la mano izquierda en su hombro derecho sin mirarle, sin apartar la mirada de la niña. No se le ocurría nada que hacer. Si fuese una zona aislada sería muy sencillo hacer un torniquete e intentar llevarlo, pero se trataba de un brazo, toda la espalda y su pierna. Ahora podía ver que aquel hombre no había dado toda su fuerza para aquella pelea, de lo contrario, habrían muerto muy posiblemente.
-No te culpes, nosotros hicimos lo que debíamos -Dijo a su compañero intentando calmar la situación.
-Si, es mi padre... Y se va a morir. Ya sabía yo que no era buena idea... -La niña parecía desconsolada y abrazaba el cuerpo de su padre, intentando sacarlo del infierno de rocas puntiagudas que uno de los shinobis había formado.
Era sorprenderte ver como aquella chica podía mover en parte el cuerpo de aquel hombre, aunque poco a poco, ya casi había conseguido sacarlo de aquella peligrosa zona. Al verla hacerlo, se veía como los músculos de sus brazos se tensaban, dejando entrever que posiblemente aquella chica tuviese más potencia física que ambos dos juntos. Y llegado a este punto, era ridículo pensar que era pura genética. Era casi seguro que se había entrenado, para algo.