1/02/2020, 01:57
La situación estaba tensa, no iba a engañarse. Un shinobi desconocido de otra villa la había pillado frita bajo un árbol en medio del bosque, babeando y, probablemente, hasta roncando. Si ahora mismo no tenía pelos de loca de los gatos y una mirada de drogadicta en rehabilitación, sería un autentico milagro.
La repentina entrada de una tercera persona, lejos de asustarla o intimidarla, le dio la oportunidad para inspeccionarse un poco y volver a poner ambos pies en el mundo de los vivos. Vale, no se había babeado nada, por suerte, pero sí que se había despeinado bastante la coleta. Con un suave movimiento, la deshizo, dejando que su breve melena cayese libre sobre sus hombros.
—¡D-d-disculpen p-por la-la interrupción!
No se dio cuenta de lo alta que era la chica hasta que la tuvo enfrente. Por la bandana que llevaba también era kunoichi de Kusagakure. ¿Qué demonios les daban de comer en esa villa? A ambos ninjas tenía que mirarlos desde abajo, lo cual era bastante intimidatorio, sobre todo teniendo en cuenta que ellos dos se conocían (lo cual era bastante logico) y ella no tenía ni idea de donde estaba.
¿Acaso se había metido ya en el País del Bosque? ¿Qué bosque era ese bosque? La cabeza le empezó a dar vueltas.
— No hace falta que te disculpes, ¿Sagisō-san? — conforme lo pronunciaba dudaba más de lo que estaba haciendo allí. — No os preocupeis, yo ya me iba...
Dio un paso en dirección contraria a donde estaban los ninjas, para encontrarse delante un enorme y hermoso bosque sin fin. Se volvió a girar hacia ellos, dándose cuenta de que no iba a conseguir más que perderse de nuevo.
— ¿Os importa decirme por donde queda la salida? — preguntó señalando a la cantidad de árboles que tenía delante.
La repentina entrada de una tercera persona, lejos de asustarla o intimidarla, le dio la oportunidad para inspeccionarse un poco y volver a poner ambos pies en el mundo de los vivos. Vale, no se había babeado nada, por suerte, pero sí que se había despeinado bastante la coleta. Con un suave movimiento, la deshizo, dejando que su breve melena cayese libre sobre sus hombros.
—¡D-d-disculpen p-por la-la interrupción!
No se dio cuenta de lo alta que era la chica hasta que la tuvo enfrente. Por la bandana que llevaba también era kunoichi de Kusagakure. ¿Qué demonios les daban de comer en esa villa? A ambos ninjas tenía que mirarlos desde abajo, lo cual era bastante intimidatorio, sobre todo teniendo en cuenta que ellos dos se conocían (lo cual era bastante logico) y ella no tenía ni idea de donde estaba.
¿Acaso se había metido ya en el País del Bosque? ¿Qué bosque era ese bosque? La cabeza le empezó a dar vueltas.
— No hace falta que te disculpes, ¿Sagisō-san? — conforme lo pronunciaba dudaba más de lo que estaba haciendo allí. — No os preocupeis, yo ya me iba...
Dio un paso en dirección contraria a donde estaban los ninjas, para encontrarse delante un enorme y hermoso bosque sin fin. Se volvió a girar hacia ellos, dándose cuenta de que no iba a conseguir más que perderse de nuevo.
— ¿Os importa decirme por donde queda la salida? — preguntó señalando a la cantidad de árboles que tenía delante.