4/02/2020, 01:23
(Última modificación: 4/02/2020, 01:24 por Inuzuka Etsu.)
Aún pensando en heces de todo tipo de formas y colores, el Inuzuka cayó en algo de alivio al caer en cuenta de que Rao llevaría sin duda alguna al médico con toda la prisa que pudiese darse. El chico aún continuaba dando tumbos de un lado a otro, sin tener muy claro qué hacer. Pero en ese mismo instante cesó su caminar sin rumbo, una idea que sobrevoló su cabeza le dejó totalmente en blanco. Rao debía ir hasta el sitio donde había llevado a Búho, pero el campesino no tenía ni la más mínima idea a donde había llevado al herido. Ni pajolera idea, vamos.
—¡LA MADRE QUE ME PARIÓ! —de nuevo se llevó las manos a la cabeza, y jaló de sus rastas.
Sin demora, el Inuzuka saltó desde el árbol, y una vez abajo tiró de la cuerda para retraer la escalera. La prisa priorizaba, pero no podía dejar que cualquier persona subiese allí. Tras asegurar "el escondite" corrió de nuevo hacia la casa del anfitrión. Obviamente, primero buscaría en la zona trasera, donde había visto por última vez a Rao.
—¡Rao! ¡Rao! —llamaría su atención —¡Que se nos muere el tipejo ese, tiene la pierna morada, le va a dar un jamacuco! —obviamente, eso último no quería que lo escuchase cualquier otro.
—¡LA MADRE QUE ME PARIÓ! —de nuevo se llevó las manos a la cabeza, y jaló de sus rastas.
Sin demora, el Inuzuka saltó desde el árbol, y una vez abajo tiró de la cuerda para retraer la escalera. La prisa priorizaba, pero no podía dejar que cualquier persona subiese allí. Tras asegurar "el escondite" corrió de nuevo hacia la casa del anfitrión. Obviamente, primero buscaría en la zona trasera, donde había visto por última vez a Rao.
—¡Rao! ¡Rao! —llamaría su atención —¡Que se nos muere el tipejo ese, tiene la pierna morada, le va a dar un jamacuco! —obviamente, eso último no quería que lo escuchase cualquier otro.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~