4/02/2020, 16:45
La silueta de una persona, la sombra de una sonrisa macabra... Ayame no fue capaz de ver mucho más allá bajo aquella cortina de agua que había creado. Escuchó un diseño metálico y algo extremadamente duro atravesó la defensa de sus antebrazos y la golpeó con brutalidad en el pecho, arrancándole el aire de los pulmones e impulsándola hacia atrás. Ayame cayó al suelo con estrépito y el sabor de la sangre en la boca. Se agarró el cierre del uwagi, luchando por volver a respirar, pero todo lo que salió de su garganta fue un sollozo de asfixia.
—¡Ayame! —escuchó gritar a Yokuna.
La kunoichi no fue capaz de responder enseguida. entre amplias bocanadas y luchando contra el dolor, se giró en el suelo como pudo.
—In... visible... La... Hierba... —intentó advertirle, pero sólo un jadeo ahogado brotó de su garganta antes de empezar a toser con violencia.
¡Pero tenía que ponerse en pie! El enemigo no iba a esperar a que se repusiera, y si recibía más golpes como aquellos terminaría con algún hueso roto, y entonces no sería más que un estorbo para Yokuna. No poder utilizar el Suika era un problema cuando no podías ver de dónde venían los golpes... Porque ni siquiera sabía qué era lo que le había golpeado. En otras circunstancias, Ayame habría podido utilizar alguna técnica como el Kirigakure no Jutsu para esconderse, pero hacer algo así sólo perjudicaría también a Yokuna.
Tendría que recurrir a otra táctica.
Temblorosa y aún dolorida, Ayame se reincorporó a duras penas. Sus manos se entrelazaron lo más rápido que fue capaz y entonces inspiró por la nariz. Cuando soltó el aire, lo hizo junto a un torrente de agua que se extendió por el suelo, formando una lámina pegajosa y densa que buscaba atrapar los pies de su atacante.
—¡Ayame! —escuchó gritar a Yokuna.
La kunoichi no fue capaz de responder enseguida. entre amplias bocanadas y luchando contra el dolor, se giró en el suelo como pudo.
—In... visible... La... Hierba... —intentó advertirle, pero sólo un jadeo ahogado brotó de su garganta antes de empezar a toser con violencia.
¡Pero tenía que ponerse en pie! El enemigo no iba a esperar a que se repusiera, y si recibía más golpes como aquellos terminaría con algún hueso roto, y entonces no sería más que un estorbo para Yokuna. No poder utilizar el Suika era un problema cuando no podías ver de dónde venían los golpes... Porque ni siquiera sabía qué era lo que le había golpeado. En otras circunstancias, Ayame habría podido utilizar alguna técnica como el Kirigakure no Jutsu para esconderse, pero hacer algo así sólo perjudicaría también a Yokuna.
Tendría que recurrir a otra táctica.
Temblorosa y aún dolorida, Ayame se reincorporó a duras penas. Sus manos se entrelazaron lo más rápido que fue capaz y entonces inspiró por la nariz. Cuando soltó el aire, lo hizo junto a un torrente de agua que se extendió por el suelo, formando una lámina pegajosa y densa que buscaba atrapar los pies de su atacante.