5/02/2020, 21:35
(Última modificación: 5/02/2020, 22:37 por Amedama Daruu. Editado 3 veces en total.)
La bala de agua recorrió rápidamente los metros que separaban a Ayame del objetivo, mientras Yokuna trataba de revolverse y despegarse del Mizuame. El Teppōdama dio en el blanco e hizo retroceder al adversario. Un adversario, que esta vez sí, se reveló ante ellos por fuerza. Se trataba de un hombre corpulento con una barba oscura y desaliñada. Su pelo era tan salvaje como la macabra sonrisa que esgrimía. Uno de sus ojos, el izquierdo, estaba cubierto con un parche, y el otro... en el otro había un Sharingan. Uno con una forma que Ayame no había visto jamás. Las aspas parecían subdividirse en tres puntas, como una garra. Iba vestido con pieles de lobos, como los demás renegados, pero este llevaba una capa de pelo plateado.
—Poca gente ve a Uchiha Ōkami antes de morir. ¡Felicidades! —Guiñó el ojo a Ayame. Y luego, desapareció. No se desvaneció, ni hubo una nube de humo que anunciara su marcha. Simplemente desapareció, al instante.
—¡Ōkami! —masculló Yokuna—. Ten cuidado, Ayame, es el líder. Mató a su sensei, un jōnin.
—Poca gente ve a Uchiha Ōkami antes de morir. ¡Felicidades! —Guiñó el ojo a Ayame. Y luego, desapareció. No se desvaneció, ni hubo una nube de humo que anunciara su marcha. Simplemente desapareció, al instante.
—¡Ōkami! —masculló Yokuna—. Ten cuidado, Ayame, es el líder. Mató a su sensei, un jōnin.