Durante un instante, todos se quedaron perplejos en la estancia. El anciano moreno tomo su bastón y se acercó lentamente hasta la cocina para intentar tener una mejor visión. Ayame precedió a dar razones, aunque al final de cuentas ella misma se veía incapaz de explicar el motivo de su presencia y se puso a exigir respuestas y motivos que probablemente nadie ahí iba a poder darle.
—¿QUE NO PUEDES EXPLICARLO?— La desconfianza de la mujer aumentaba aún más con aquellas palabras. Entrecerró sus ojos negros y los clavó en la chica. —¿¡Y ESPERAS QUE ME QUEDE TAN TRANQUILA CUANDO UNA DESCONOCIDA APARECE SIN DECIR SUS INTENCIONES!? ¡TÚ NO HACES LAS PREGUNTAS AQUÍ!— Soltó la escoba de inmediato y realizó tres sellos que Ayame podía reconocer perfectamente, pues eran los de la más básica de las técnicas de Agua.
—¡IROHA PIENSA ANTES DE...!— Quiso intervenir el anciano que ahora estaba en la puerta.
—¡MAMÁ ESPERA ELL-!— El genin pegó un brinco delante de la mujer, levantó ambas manos como intentando frenarla, pero ella no parecía estarle viendo.
—¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ESTA ES MI CASAAAAAAAAAAAA!!!!!!— Bramaría justo antes de escupir una tremenda ola de agua que no tardaría en inundar aquella pequeña habitación, sin importarle realmente llevarse a Rōga o a Shishio de por medio al atacar. Que al final de cuentas, no había mucho por hacer en ese reducido lugar.
—¿QUE NO PUEDES EXPLICARLO?— La desconfianza de la mujer aumentaba aún más con aquellas palabras. Entrecerró sus ojos negros y los clavó en la chica. —¿¡Y ESPERAS QUE ME QUEDE TAN TRANQUILA CUANDO UNA DESCONOCIDA APARECE SIN DECIR SUS INTENCIONES!? ¡TÚ NO HACES LAS PREGUNTAS AQUÍ!— Soltó la escoba de inmediato y realizó tres sellos que Ayame podía reconocer perfectamente, pues eran los de la más básica de las técnicas de Agua.
—¡IROHA PIENSA ANTES DE...!— Quiso intervenir el anciano que ahora estaba en la puerta.
—¡MAMÁ ESPERA ELL-!— El genin pegó un brinco delante de la mujer, levantó ambas manos como intentando frenarla, pero ella no parecía estarle viendo.
—¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ESTA ES MI CASAAAAAAAAAAAA!!!!!!— Bramaría justo antes de escupir una tremenda ola de agua que no tardaría en inundar aquella pequeña habitación, sin importarle realmente llevarse a Rōga o a Shishio de por medio al atacar. Que al final de cuentas, no había mucho por hacer en ese reducido lugar.