6/02/2020, 22:39
Tras su vuelta no se esperaba que todo el mundo estuviera pendiente de ella, claro que, tampoco había sentido que la habían echado algo en falta. Tras reportar su regreso y lo que había descubierto —por poco que fuera—, fue a ver a su familia para saber qué tal estaban, descubriéndose sola con su madre ya que sus hermanos estaban con asuntos más importantes. Lo entendió, era normal que tuvieran sus cosas. También comprendió que Datsue no podría estar, ni que la pusiera al día tras su marcha, por no hablar de Nabi, quien se había retirado de la vida ninja y ahora se encargaba de ayudar a su familia a entrenar perros. Su relación había sido tan efímera como su trayecto como shinobi.
Pero eso no iba a tirar su ánimo abajo, no; ella había vuelto a su aldea con nuevas ideas en la cabeza y dispuesta a entrenar aún más para lo que estaba por venir, por lo que necesitaba primeramente armamento renovado, así que allí se encontraba, de camino a la Forja de los Sasaki, la herrería con más prestigio de toda Uzushiogakure.
Su idea borrosa de Naginata había comenzado a volar libre en su mente, pero necesitaba de mentes y manos expertas en el tema, así que, con avidez, aunque antes de entrar prefirió ojear por si veía a la persona que andaba buscando precisamente para ese trabajo.
—Me pregunto si estará Reiji-san... —murmuró para sí.
«Debería entrar y preguntar...»
Pero eso no iba a tirar su ánimo abajo, no; ella había vuelto a su aldea con nuevas ideas en la cabeza y dispuesta a entrenar aún más para lo que estaba por venir, por lo que necesitaba primeramente armamento renovado, así que allí se encontraba, de camino a la Forja de los Sasaki, la herrería con más prestigio de toda Uzushiogakure.
Su idea borrosa de Naginata había comenzado a volar libre en su mente, pero necesitaba de mentes y manos expertas en el tema, así que, con avidez, aunque antes de entrar prefirió ojear por si veía a la persona que andaba buscando precisamente para ese trabajo.
—Me pregunto si estará Reiji-san... —murmuró para sí.
«Debería entrar y preguntar...»