7/02/2020, 01:12
Conforme la situación comenzó a volverse más tensa, la chica de Uzushiogakure se levantó también. Ésta se situó a una distancia razonable del Inuzuka, pero suficiente bajo su criterio para poder actuar. Quizás. Pero para cuando el Inuzuka quiso darse cuenta, —y eso que estaba por saltar a por la chica— la shinobi se interpuso entre ambos. Ésta inquirió a la supuesta artista callejera que dijese donde estaba el perro. No podía saberse si bien estaba de parte del chico, o si bien solamente quería hacer de mediadora. De cualquier forma, también estaba de su lado, al menos por ahora.
—Ha desaparecido. —contestó —Ésto no es un mero show. Soy experta en hacer desaparecer cosas, no en hacerlas aparecer.
—¡DEJA DE TOCARME LAS NARICES! —bramó el Inuzuka.
La chica se encogió de hombros, como dando a entender que ya no había manera de deshacer lo que ya estaba hecho. Suspiró, y terminó hasta por darse la vuelta —Deberían asumirlo, ese perro ya no existe.
El rastas tomó con su diestra la mesa, y la apartó de un movimiento bastante brusco, que terminó con la susodicha mesa volcada. Tras ello comenzó a andar hacia la ilusionista, pero Cerebro y Músculo se interpusieron también en el camino. Obviamente, no había de olvidar que la kunoichi también se hallaba en medio.
—Kunoichi, aparta. Ésto no va contigo. —sentenció.
—Bueno, damas y caballeros, el espectáculo ha terminado. Muchas gracias a todos.
La "ilusionista", al ver cómo se empezaba a torcer todo, no faltó de inteligencia y concluyó el show. Con las mismas, comenzaba a volver hacia el interior del establecimiento, con la espalda vigilada por sus ayudantes.
—¡Fukuume! ¡ni e te ocurra irte!
El público comenzaba a puchichear. Era un tanto extraño el espectáculo que ahora daba el shinobi.
—Ha desaparecido. —contestó —Ésto no es un mero show. Soy experta en hacer desaparecer cosas, no en hacerlas aparecer.
—¡DEJA DE TOCARME LAS NARICES! —bramó el Inuzuka.
La chica se encogió de hombros, como dando a entender que ya no había manera de deshacer lo que ya estaba hecho. Suspiró, y terminó hasta por darse la vuelta —Deberían asumirlo, ese perro ya no existe.
El rastas tomó con su diestra la mesa, y la apartó de un movimiento bastante brusco, que terminó con la susodicha mesa volcada. Tras ello comenzó a andar hacia la ilusionista, pero Cerebro y Músculo se interpusieron también en el camino. Obviamente, no había de olvidar que la kunoichi también se hallaba en medio.
—Kunoichi, aparta. Ésto no va contigo. —sentenció.
—Bueno, damas y caballeros, el espectáculo ha terminado. Muchas gracias a todos.
La "ilusionista", al ver cómo se empezaba a torcer todo, no faltó de inteligencia y concluyó el show. Con las mismas, comenzaba a volver hacia el interior del establecimiento, con la espalda vigilada por sus ayudantes.
—¡Fukuume! ¡ni e te ocurra irte!
El público comenzaba a puchichear. Era un tanto extraño el espectáculo que ahora daba el shinobi.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~