8/02/2020, 00:20
Ayame aprovechó que Ōkami había sido derribado para utilizar un rápido Sunshin no Jutsu y situarse a su lado. El Uchiha trató de levantarse, y cuando se reincorporó era demasiado tarde, pues la muchacha había hecho crecer ocho espinas de agua que habían taladrado el cuerpo de Ōkami sin piedad.
—¡JAJAJA, JAJAJAJAJA, PUTA SUICIDA! —bramó.
»Mi turno.
Uchiha Ōkami era un hombre despiadado, sádico, y para desgracia de Ayame, muy resistente. Las agujas de su técnica perforaron, pero no hicieron heridas letales, y el mastodonte se mantuvo en el sitio con la muchacha prácticamente encima sin siquiera retroceder. Y para entonces era demasiado tarde.
«¡Chidori Nagashi!»
Una chispa. Fue el único aviso. Una última advertencia. Ōkami y Ayame se envolvieron en una gigantesca nube de rayos que atravesó al Agua y, por primera vez en su vida, le hizo sufrir el mayor de los dolores, casi inimaginable. El calambrazo recorrió a la muchacha de arriba a abajo y la frió viva, dejándola convertida en una especie de resto gelatinoso que quedó chispeando en el suelo y completamente aturdida e inconsciente.
»¡Y ahora, muere! —El renegado asió el mango de su arma, atrajo la bola metálica hacia sí y la levantó en el aire, dispuesto a rematar la faena.
—¡¡NOOO!!
Pero Yokuna se lanzó a la carrera dispuesto a evitarlo, volvió a desplegar sus alas, que brillaron de nuevo, y las agitó, levantando una media luna de aire que pasó por encima de Ayame y golpeó con contundencia a Ōkami, separándolo de ella. Yokuna corrió hacia Ayame y se acuclilló a su lado, sin saber muy bien cómo hacer.
»¿Ayame? ¡Ayame!
—¡JAJAJA, JAJAJAJAJA, PUTA SUICIDA! —bramó.
»Mi turno.
Uchiha Ōkami era un hombre despiadado, sádico, y para desgracia de Ayame, muy resistente. Las agujas de su técnica perforaron, pero no hicieron heridas letales, y el mastodonte se mantuvo en el sitio con la muchacha prácticamente encima sin siquiera retroceder. Y para entonces era demasiado tarde.
«¡Chidori Nagashi!»
Una chispa. Fue el único aviso. Una última advertencia. Ōkami y Ayame se envolvieron en una gigantesca nube de rayos que atravesó al Agua y, por primera vez en su vida, le hizo sufrir el mayor de los dolores, casi inimaginable. El calambrazo recorrió a la muchacha de arriba a abajo y la frió viva, dejándola convertida en una especie de resto gelatinoso que quedó chispeando en el suelo y completamente aturdida e inconsciente.
»¡Y ahora, muere! —El renegado asió el mango de su arma, atrajo la bola metálica hacia sí y la levantó en el aire, dispuesto a rematar la faena.
—¡¡NOOO!!
Pero Yokuna se lanzó a la carrera dispuesto a evitarlo, volvió a desplegar sus alas, que brillaron de nuevo, y las agitó, levantando una media luna de aire que pasó por encima de Ayame y golpeó con contundencia a Ōkami, separándolo de ella. Yokuna corrió hacia Ayame y se acuclilló a su lado, sin saber muy bien cómo hacer.
»¿Ayame? ¡Ayame!
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)