9/02/2020, 22:15
La kunoichi se antepuso al intento de escapar de la ilusionista, en un grácil y rápido movimiento. Quizás la chica se hubiese previsto esa opción, y por ende ya lo tenía en mente. Fuese como fuese, se plantó en su única opción de salida, pues al lado contrario tenía a un chico furioso exigiendo respuestas. La rubia, cortando el paso de la maga, se apresuró a cortar por lo sano. No quería enfrentarla directamente, pero tampoco parecía querer dejar al chico encargarse. Inquirió que si no sabía hacer regresar las cosas, la hiciese desaparecer a ella.
Todos los allí presentes se sorprendieron de esa respuesta, hasta el mismo Inuzuka. No podía oler el rastro de su hermano, y era por eso que no iba a buscarlo por sí mismo y buscaba respuestas de la muer. Pero pedirle que la hiciese desaparecer... ¿acaso no era una locura?
Fukuume se encogió de hombros. —¿Quieres desaparecer también?
Las ayudantes tomaron de nuevo la tela, y se pusieron una a cada lado de la kunoichi. Se pasaron la tela en horizontal, sin elevarla aún, y antes de dar el último paso miraron a la jefa.
—Está bien, adiós.
—¡E-espera! ¡no lo hagas! —intentó interrumpir.
Pero antes de que éste convenciera a la kunoichi, o de que ella misma cambiase de opinión, las llamadas Músculo y Cerebro alzaron la tela en un rápido gesto que cubrió por completo a la genin.
—¡Mona ero kito sena! —sentenció la ilusionista.
Para cuando se quisiera dar cuenta la kunoichi, en la propia tela había un carácter que decía "Llanto" —casi a mitad de la misma— y terminó por succionarla. El kanji estaba oculto con el color de la propia tela, y solo brilló tenuemente para cuando todo sucedió. El espectáculo había terminado para la kunoichi. Al menos eso pensarían los allí presentes.
La chica caería de culo en una superficie que parecía madera. Todo estaba oscuro, tan oscuro que apenas podía verse las manos, o distinguir dónde estaba el suelo y donde la pared. Había un sinfín de trastos de por medio, con los que claramente tropezaría si andaba a oscuras. Una mesa, numerosos platos, comida, armas, basura, animales... había de todo. El lugar había de medir casi cincuenta metros cuadrados, era enorme.
—¿Ababaur? —El peculiar ladrido de Akane hizo distinción entre tanta oscuridad.
El can no estaba demasiado cerca de la kunoichi, pero claramente estaba en ese sitio donde iba a parar todo lo que la "ilusionista" hacía desaparecer.
Todos los allí presentes se sorprendieron de esa respuesta, hasta el mismo Inuzuka. No podía oler el rastro de su hermano, y era por eso que no iba a buscarlo por sí mismo y buscaba respuestas de la muer. Pero pedirle que la hiciese desaparecer... ¿acaso no era una locura?
Fukuume se encogió de hombros. —¿Quieres desaparecer también?
Las ayudantes tomaron de nuevo la tela, y se pusieron una a cada lado de la kunoichi. Se pasaron la tela en horizontal, sin elevarla aún, y antes de dar el último paso miraron a la jefa.
—Está bien, adiós.
—¡E-espera! ¡no lo hagas! —intentó interrumpir.
Pero antes de que éste convenciera a la kunoichi, o de que ella misma cambiase de opinión, las llamadas Músculo y Cerebro alzaron la tela en un rápido gesto que cubrió por completo a la genin.
—¡Mona ero kito sena! —sentenció la ilusionista.
Para cuando se quisiera dar cuenta la kunoichi, en la propia tela había un carácter que decía "Llanto" —casi a mitad de la misma— y terminó por succionarla. El kanji estaba oculto con el color de la propia tela, y solo brilló tenuemente para cuando todo sucedió. El espectáculo había terminado para la kunoichi. Al menos eso pensarían los allí presentes.
[...]
La chica caería de culo en una superficie que parecía madera. Todo estaba oscuro, tan oscuro que apenas podía verse las manos, o distinguir dónde estaba el suelo y donde la pared. Había un sinfín de trastos de por medio, con los que claramente tropezaría si andaba a oscuras. Una mesa, numerosos platos, comida, armas, basura, animales... había de todo. El lugar había de medir casi cincuenta metros cuadrados, era enorme.
—¿Ababaur? —El peculiar ladrido de Akane hizo distinción entre tanta oscuridad.
El can no estaba demasiado cerca de la kunoichi, pero claramente estaba en ese sitio donde iba a parar todo lo que la "ilusionista" hacía desaparecer.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~