10/02/2020, 21:45
El anciano para nada cayó en gracia con esas palabras. Casi pareció lo contrario, el senil demente se agarró aún mas a la mesa, cual pelea de pulpos. Parecía aferrarse a ésta como si de ello dependiese su vida. Aunque él no lo comprendiese en ese instante, realmente su vida peligraba de igual modo. Quizás no se paró a pensar qué pasaría si Etsu fallaba en su misión, y los "amigos" de Búho se enteraban de que éste había podido salvarlo pero eligió no hacerlo...
Aferrado a la mesa, e incluso la silla que había justo al lado, el matasanos alegó que lo hacía por el bien de su familia. Tanto fue así, que hasta terminó machacando de nuevo a Rao, insistiendo en que no debió volver. El tuerto por su parte atacó con su acostumbrada determinación, afirmaba que no podían continuar viviendo bajo la amenaza de esos tipejos, que no podían sobrevivir a base de dejar pasar la vista ante todos los crímenes que cometían.
Las dos caras de una misma moneda.
El doctor insistió en que callasen, pues cualquier vecino podría oírles. Rao se llevó las manos a la boca, asustado ante esa tremebunda idea. No quería ni pensar en lo que podría pasar. Por contra Etsu, habiendo visto frustrado su plan inicial, tuvo una segunda idea. Una idea que quizás cambiaba de parecer al anciano.
—Bueno, si no quieres ayudar, tendré que darme más prisa en trazar mi venganza. Mi familia nunca lideró con éstas formas, y me parece una deshonra lo que hacen éstos Cuatro... pero que sepas que voy ahora a por el siguiente.
¿Entendería el viejo de qué hablaba el rastas?
Etsu se reincorporó, y comenzó a andar hacia la puerta, con su característica sonrisa entre dientes. Al pasar por el lado de Rao, le guiñó un ojo, haciéndole entender que debía seguirle el rollo.—El siguiente será el grande, para que el resto aprenda. Para hacerle salir, voy a coger a Búho, y lo pondré en mitad de la plaza. Total, ya que puede morirse, habrá que sacarle algo de provecho...
Antes de salir, volvió la mirada al anciano —...lo que me recuerda. Sería trágico que perdiese, y los Tres de Ibaraki tomasen represalias con el doctor que pudo salvar a uno de sus integrantes, pero sin embargo no hizo nada. En fin, nos vamos.
A decir verdad, si el anciano no caía con esas, su plan era liarla en la plaza del pueblo. No con Búho de por medio, pero sí de otras maneras. Ya que todo se estaba torciendo, lo mejor era darse prisa... ¿no?
Aferrado a la mesa, e incluso la silla que había justo al lado, el matasanos alegó que lo hacía por el bien de su familia. Tanto fue así, que hasta terminó machacando de nuevo a Rao, insistiendo en que no debió volver. El tuerto por su parte atacó con su acostumbrada determinación, afirmaba que no podían continuar viviendo bajo la amenaza de esos tipejos, que no podían sobrevivir a base de dejar pasar la vista ante todos los crímenes que cometían.
Las dos caras de una misma moneda.
El doctor insistió en que callasen, pues cualquier vecino podría oírles. Rao se llevó las manos a la boca, asustado ante esa tremebunda idea. No quería ni pensar en lo que podría pasar. Por contra Etsu, habiendo visto frustrado su plan inicial, tuvo una segunda idea. Una idea que quizás cambiaba de parecer al anciano.
—Bueno, si no quieres ayudar, tendré que darme más prisa en trazar mi venganza. Mi familia nunca lideró con éstas formas, y me parece una deshonra lo que hacen éstos Cuatro... pero que sepas que voy ahora a por el siguiente.
¿Entendería el viejo de qué hablaba el rastas?
Etsu se reincorporó, y comenzó a andar hacia la puerta, con su característica sonrisa entre dientes. Al pasar por el lado de Rao, le guiñó un ojo, haciéndole entender que debía seguirle el rollo.—El siguiente será el grande, para que el resto aprenda. Para hacerle salir, voy a coger a Búho, y lo pondré en mitad de la plaza. Total, ya que puede morirse, habrá que sacarle algo de provecho...
Antes de salir, volvió la mirada al anciano —...lo que me recuerda. Sería trágico que perdiese, y los Tres de Ibaraki tomasen represalias con el doctor que pudo salvar a uno de sus integrantes, pero sin embargo no hizo nada. En fin, nos vamos.
A decir verdad, si el anciano no caía con esas, su plan era liarla en la plaza del pueblo. No con Búho de por medio, pero sí de otras maneras. Ya que todo se estaba torciendo, lo mejor era darse prisa... ¿no?
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~