10/02/2020, 22:38
Ayame se tensó momentáneamente al ver a dos personas en lugar de una sola. Ambos iban vestidos con capas grises de viaje, pero no cubrían sus rostros con una capucha como ella. Una de ellas era una mujer de cabellos rubios y largos, ojos grises como el acero y una cicatriz atravesándole la cara. Desde luego, no era la típica persona con la que le gustaría tener un problema. Pero sus ojos se abrieron como platos al ver a su acompañante: un chico de cabellos oscuros recogidos en una coleta baja.
—¿Hola?
Ayame se había quedado con la boca abierta al reconocerle. ¡Ahora sabía de qué le sonaba el nombre de Reiji! ¡No era otro que ese idiota que se puso a defender a un timador en mitad de las calles de Uzushiogakure!
—T... ¡¿Tú?! —exclamó, quitándose la capucha de golpe para que la viera. ¿¡Pero qué clase de broma del destino era aquella!?
—¿Hola?
Ayame se había quedado con la boca abierta al reconocerle. ¡Ahora sabía de qué le sonaba el nombre de Reiji! ¡No era otro que ese idiota que se puso a defender a un timador en mitad de las calles de Uzushiogakure!
—T... ¡¿Tú?! —exclamó, quitándose la capucha de golpe para que la viera. ¿¡Pero qué clase de broma del destino era aquella!?