13/02/2020, 18:39
El pelinegro estaba demasiado ocupado con su compañero como para darse cuenta, pero sin embargo ella no. A pesar de no querer mirar aquel asqueroso espectáculo, a lo lejos, pudo ver una sombra meterse entre los matorrales. No supo identificar el tamaño, pero sí un brillo inusual en sus ojos, lo cual obviamente era muy extraño. El lugar del avistamiento no estaba sin embargo demasiado lejos, pero lo suficiente como para no distinguir los detalles, quizás a no mas de cien metros, donde comenzaba la vegetación de nuevo a causa de que los habitantes del pueblo no transitaban demasiado aquella zona.
El mapache de Kisame se acercó al pelo y comenzó a olisquearlo. Su dueño, no sabía muy bien que otra cosa hacer, por lo que se volvió a su compañera y le dijo que se acercara con la mano, sin mirar aún a su compañero. Le siguió con la mirada hasta que se acercó. Parecía afligida por el olor y la presencia de tantos cadáveres, no le resultó tan raro, ya que sabía que no todo el mundo tenía el mismo estómago para aquellas cosas, así que intentó tranquilizarla un poco, aunque su tono no ayudase mucho, sin embargo, sus palabras si lo intentaban.
-Sé que es asqueroso, creeme, pero uno a veces tiene que ver este tipo de cosas. No tengo intención de limpiar esto, eso es trabajo del pastor, que por cierto, es un bago... -Dijo antes de volverse hacia su mapache.
Él no lo había podido ver, sin embargo... Ella si. Aquel animal estaba aterrado, se alejaba dando pasos confusos y lentos marcha atrás sin apartar la mirada del pelo, haciendo ademán de negar con la cabeza. Si la temperatura no fuese estable y relativamente cálida para la fecha, cualquiera habría pensado que estaba totalmente helado de frío por el tembleque que tenía. El animal comenzó a negar con la cabeza. Kisame se asustó, era la priemra vez en su vida que su fiel compañero se negaba rotundamente a seguir un rastro... Como era posible? El animal comenzó a gemir, sin apartar la vista del pelo, asustado. Era francamente horrible ver su expresión, la viva imagen de un animal bloqueado por el miedo. En su camino dando tumbos hacia atrás, se chocó contra un cadáver de una oveja y, dió un enorme salto por el susto. Cuando volvió a caer, miró a Kisame con gesto de disgusto y... ¡Plof! Desapareció en una nube similar a la que le había traído aquí.
El mapache de Kisame se acercó al pelo y comenzó a olisquearlo. Su dueño, no sabía muy bien que otra cosa hacer, por lo que se volvió a su compañera y le dijo que se acercara con la mano, sin mirar aún a su compañero. Le siguió con la mirada hasta que se acercó. Parecía afligida por el olor y la presencia de tantos cadáveres, no le resultó tan raro, ya que sabía que no todo el mundo tenía el mismo estómago para aquellas cosas, así que intentó tranquilizarla un poco, aunque su tono no ayudase mucho, sin embargo, sus palabras si lo intentaban.
-Sé que es asqueroso, creeme, pero uno a veces tiene que ver este tipo de cosas. No tengo intención de limpiar esto, eso es trabajo del pastor, que por cierto, es un bago... -Dijo antes de volverse hacia su mapache.
Él no lo había podido ver, sin embargo... Ella si. Aquel animal estaba aterrado, se alejaba dando pasos confusos y lentos marcha atrás sin apartar la mirada del pelo, haciendo ademán de negar con la cabeza. Si la temperatura no fuese estable y relativamente cálida para la fecha, cualquiera habría pensado que estaba totalmente helado de frío por el tembleque que tenía. El animal comenzó a negar con la cabeza. Kisame se asustó, era la priemra vez en su vida que su fiel compañero se negaba rotundamente a seguir un rastro... Como era posible? El animal comenzó a gemir, sin apartar la vista del pelo, asustado. Era francamente horrible ver su expresión, la viva imagen de un animal bloqueado por el miedo. En su camino dando tumbos hacia atrás, se chocó contra un cadáver de una oveja y, dió un enorme salto por el susto. Cuando volvió a caer, miró a Kisame con gesto de disgusto y... ¡Plof! Desapareció en una nube similar a la que le había traído aquí.