13/02/2020, 20:28
Pero su sensei estaba atento, y de un salto se alzó por encima de la monstruosa creatira. De un soplo, forjó del aire un filo helado que ensartó en el morro de cocodrilo del supuesto bijū bloqueando el ataque. La bijūdama desapareció dejando tras de si un inestable rastro de energía blanca y negra. El animal se revolvió, gruñendo como loco, haciendo que el Hielo bailase encima suyo como en un espectáculo de rodeo. Daruu entornó los ojos y respiró agitadamente. Ese chakra... lo había visto. ¡Lo había visto ya!
Sacudió la cabeza. Raudo, juntó las manos. Caballo, Pájaro, Rata, Tigre.
«¡Suiton: Suiryūdan no Jutsu!»
—¡Salta, sensei! —Daruu escupió un gran chorro de agua que se abrió como las fauces de un dragón y se cerró sobre el cuerpo de la criatura, estallando en una nube de vapor y de gotas que el Hyūga recibió tapándose la cara como bien pudo. La bestia chilló—. ¡Remátalo!
Sacudió la cabeza. Raudo, juntó las manos. Caballo, Pájaro, Rata, Tigre.
«¡Suiton: Suiryūdan no Jutsu!»
—¡Salta, sensei! —Daruu escupió un gran chorro de agua que se abrió como las fauces de un dragón y se cerró sobre el cuerpo de la criatura, estallando en una nube de vapor y de gotas que el Hyūga recibió tapándose la cara como bien pudo. La bestia chilló—. ¡Remátalo!