13/02/2020, 22:31
—Sendo Yuuna, encantada —se presentó la mujer, y Ayame inclinó la cabeza en señal de respeto.
—Nosotros tampoco venimos a hablar de las cosas del pasado, lo de antes era meramente informativo, para que Yuuna supiera por que aunque te conocía, no sabia que tú eras la Jinchūriki.
—Pues, a estas alturas, debías de ser una de las pocas personas en Ōnindo que no lo sabía... —replicó Ayame, con una sonrisa nerviosa. Después de todo, entre una cosa y otra, el misterio como Guardiana del Cinco Colas no había tenido mucho éxito como secreto. Y sólo ella había tenido la culpa de ello.
—¿Hasta donde te a contado Datsue?
Ayame se volvió hacia Reiji y le miró con intensidad. Antes de hablar, miró a su alrededor, asegurándose de que no hubiese nadie por las cercanías. Y aún así, bajó la voz al hablar:
—Que te encontraste con un bijū en mitad del mar y te contó que Kurama está espiando las reuniones entre sus Hermanos. ¿Es eso verdad?
—Nosotros tampoco venimos a hablar de las cosas del pasado, lo de antes era meramente informativo, para que Yuuna supiera por que aunque te conocía, no sabia que tú eras la Jinchūriki.
—Pues, a estas alturas, debías de ser una de las pocas personas en Ōnindo que no lo sabía... —replicó Ayame, con una sonrisa nerviosa. Después de todo, entre una cosa y otra, el misterio como Guardiana del Cinco Colas no había tenido mucho éxito como secreto. Y sólo ella había tenido la culpa de ello.
—¿Hasta donde te a contado Datsue?
Ayame se volvió hacia Reiji y le miró con intensidad. Antes de hablar, miró a su alrededor, asegurándose de que no hubiese nadie por las cercanías. Y aún así, bajó la voz al hablar:
—Que te encontraste con un bijū en mitad del mar y te contó que Kurama está espiando las reuniones entre sus Hermanos. ¿Es eso verdad?