14/02/2020, 10:55
El Hielo descendió sobre la criatura, esta vez como único arma una gran concentración de chakra Fūton en la punta de los dedos. Kōri trazó un arco en el aire, proyectando una cuchilla que atravesó la carne de la bestia como una cuchilla, partiéndola en dos. Hubo sangre. Hubo mucha sangre. Pero cuando ambas mitades cayeron sobre la hierba verdeazul del bosque, comenzaron a brillar con una luz cegadora y de un color rojo anaranjado.
Pese a que el destello era cegador, Daruu no apartó la vista. Incrédulo, decidió mentirse a sí mismo durante unos minutos con la boca abierta. Pero la verdad llegó a él como un mazazo. Se abrió paso y cayó sobre todos los shinobi como una bijūdama.
—Kurama ha creado a esta cosa —dijo el Hyūga, completamente seguro y consciente de lo que sus palabras implicaban.
—Ayame, por favor, espera un poco —imploró Yokuna, mientras trataba que la mujer no levantase el torso—. Estoy seguro de que Amedama y Aotsuki podrán con cualquier cosa que les haya atacado —dijo, no muy seguro—. Igual que hemos podido nosotros.
Pero lo cierto es que el dúo de shinobi no contestaba a las constantes llamadas de Yokuna. Quizás el intercomunicador que Ayame les había prestado se había roto. Quizás fuera sólo eso.
Pese a que el destello era cegador, Daruu no apartó la vista. Incrédulo, decidió mentirse a sí mismo durante unos minutos con la boca abierta. Pero la verdad llegó a él como un mazazo. Se abrió paso y cayó sobre todos los shinobi como una bijūdama.
—Kurama ha creado a esta cosa —dijo el Hyūga, completamente seguro y consciente de lo que sus palabras implicaban.
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—Ayame, por favor, espera un poco —imploró Yokuna, mientras trataba que la mujer no levantase el torso—. Estoy seguro de que Amedama y Aotsuki podrán con cualquier cosa que les haya atacado —dijo, no muy seguro—. Igual que hemos podido nosotros.
Pero lo cierto es que el dúo de shinobi no contestaba a las constantes llamadas de Yokuna. Quizás el intercomunicador que Ayame les había prestado se había roto. Quizás fuera sólo eso.