16/02/2020, 16:36
Y así sucedió, tal y como Kaido dijo: Ryū guió, y el Umikiba siguió.
Caminaron por horas, en un terreno tortuoso, lleno de nieve, en el que sus botas se hundían hasta el fondo. Era un bosque virgen, salvaje. Salvaje, sí. No era como uno de esos bosquecillos del País de la Espiral con caminos claros y limpios, carteles para guiarse y pequeños asentamientos o aldeas junto a ríos o claros. Aquel lugar no estaba manchado por la mano del hombre. Crecía, se retorcía y contraía impulsado solamente por una cosa: la madre naturaleza.
Kaido lo estaba pasando especialmente mal por el frío. El haori no era la prenda que más abrigaba del mundo, y su resistencia no era tampoco peculiarmente alta.
—¿Sabes lo que es la tos de las Llanuras? —preguntó Ryū a Kaido, al ver su vaho agitado por el frío—. En Mizu no Kuni llamamos así a algo que sucede en las Llanuras del Hielo. Hace tanto frío que respiras muy rápido. Los pulmones se te secan y agrietan. Respiras todavía más rápido. Se secan todavía más. Entonces toses, y estás tan congelado que se te rompen las costillas.
Quizá esto pareciese una exageración. Quizá sonase a fanfarronada. Pero quien le conocía bien sabía que no era el caso. Como ya se dijo muchas veces…
… Ryū no era de jugar con las palabras.
—Tranquiliza tu respiración, Kaido. Y ponte algo por encima de la nariz para coger aire más caliente. El sitio al que nos dirigimos hace mucho más frío que aquí.
Y le iba a necesitar en sus máximas condiciones.
Caminaron por horas, en un terreno tortuoso, lleno de nieve, en el que sus botas se hundían hasta el fondo. Era un bosque virgen, salvaje. Salvaje, sí. No era como uno de esos bosquecillos del País de la Espiral con caminos claros y limpios, carteles para guiarse y pequeños asentamientos o aldeas junto a ríos o claros. Aquel lugar no estaba manchado por la mano del hombre. Crecía, se retorcía y contraía impulsado solamente por una cosa: la madre naturaleza.
Kaido lo estaba pasando especialmente mal por el frío. El haori no era la prenda que más abrigaba del mundo, y su resistencia no era tampoco peculiarmente alta.
—¿Sabes lo que es la tos de las Llanuras? —preguntó Ryū a Kaido, al ver su vaho agitado por el frío—. En Mizu no Kuni llamamos así a algo que sucede en las Llanuras del Hielo. Hace tanto frío que respiras muy rápido. Los pulmones se te secan y agrietan. Respiras todavía más rápido. Se secan todavía más. Entonces toses, y estás tan congelado que se te rompen las costillas.
Quizá esto pareciese una exageración. Quizá sonase a fanfarronada. Pero quien le conocía bien sabía que no era el caso. Como ya se dijo muchas veces…
… Ryū no era de jugar con las palabras.
—Tranquiliza tu respiración, Kaido. Y ponte algo por encima de la nariz para coger aire más caliente. El sitio al que nos dirigimos hace mucho más frío que aquí.
Y le iba a necesitar en sus máximas condiciones.
![[Imagen: S0pafJH.png]](https://imgfz.com/i/thumbnail/S0pafJH.png)