17/02/2020, 01:21
Lo único que vio Kaido al darse la vuelta fue la puerta, cerrada. Nada que indicase un peligro inminente.
Mientras tanto, Ryū se acercó hasta el mandoble, una terrorífica espada como nunca en su vida había vuelto a ver. Una empuñadura simple pero gruesa y manejable, de guarda ancha, con ricasso, falsa guarda más pequeña, y finalmente una hoja ondulante que tenía la forma de una interminable llama. Cuando su mano envolvió la empuñadura, el mandoble vibró. Lo sintió en su piel, y en su oído.
Los hilos carmesíes que brotaban del pecho abierto del hombre y envolvían como una telaraña la hoja que lo mató empezaron a moverse dentro del hielo. Al principio, simplemente flotando y creando curvas sinuosas. Luego, como el lienzo de un pintor, cobrando poco a poco una forma. Una imagen.
La imagen carmesí de una figura tan alta como el propio Ryū. De cabello corto, rostro chupado, y el torso desnudo salvo por unas vendas que cubrían un pecho que ni se intuía. Pero algo decía a ambos que se trataba de un cuerpo femenino.
Y entonces sucedió algo todavía más surrealista.
—Sabía que volverías —Habló. A través del jodido hielo. O de la espada. A saber si por algún extraño Genjutsu sellado en el mandoble, o porque se trataba de un jodido espíritu. Pero habló, y si a Kaido le había parecido que la voz de Ryū era gutural, aquella parecía provenir del mismísimo Yomi. Y la sonrisa que se entrevía en su rostro… Oh, más que una sonrisa, era un maldito tajo abierto en la boca—. Y esta vez con otro invitado. ¿Harás lo mismo que la última vez?
Mientras tanto, Ryū se acercó hasta el mandoble, una terrorífica espada como nunca en su vida había vuelto a ver. Una empuñadura simple pero gruesa y manejable, de guarda ancha, con ricasso, falsa guarda más pequeña, y finalmente una hoja ondulante que tenía la forma de una interminable llama. Cuando su mano envolvió la empuñadura, el mandoble vibró. Lo sintió en su piel, y en su oído.
Los hilos carmesíes que brotaban del pecho abierto del hombre y envolvían como una telaraña la hoja que lo mató empezaron a moverse dentro del hielo. Al principio, simplemente flotando y creando curvas sinuosas. Luego, como el lienzo de un pintor, cobrando poco a poco una forma. Una imagen.
La imagen carmesí de una figura tan alta como el propio Ryū. De cabello corto, rostro chupado, y el torso desnudo salvo por unas vendas que cubrían un pecho que ni se intuía. Pero algo decía a ambos que se trataba de un cuerpo femenino.
Y entonces sucedió algo todavía más surrealista.
—Sabía que volverías —Habló. A través del jodido hielo. O de la espada. A saber si por algún extraño Genjutsu sellado en el mandoble, o porque se trataba de un jodido espíritu. Pero habló, y si a Kaido le había parecido que la voz de Ryū era gutural, aquella parecía provenir del mismísimo Yomi. Y la sonrisa que se entrevía en su rostro… Oh, más que una sonrisa, era un maldito tajo abierto en la boca—. Y esta vez con otro invitado. ¿Harás lo mismo que la última vez?
![[Imagen: S0pafJH.png]](https://imgfz.com/i/thumbnail/S0pafJH.png)