17/02/2020, 17:20
Ranko no supo cómo reaccionar ante los improperios de la mujer, aunque entendía que estuviese tan enojada.
"Esforzarse tanto para que alguien tome lo que es suyo… Debe ser algo terrible.
Sora les indicó que siguieran hasta el huerto de Tamanegiya mientras ella se quedaba a averiguar algunas cosas con la mujer de allí. Les ofreció el pergamino de la misión para que pudiesen ubicar al objetivo. La de la trenza esperaba que fuese Yota quien tomara el documento, pero al ver cómo el rubio se lo ofrecía con un gesto, terminó tomándolo con mano temblorosa. Asintió y fue a con Yota, continuando por el camino.
Pasando aquel huerto había una extensión de pastizal donde algunas ovejas vagaban y balaban, como si no se hubiese cometido un crimen en la casa de sus vecinos. Del otro lado del camino los árboles retomaban el terreno, y un bosquecillo, que lentamente se haría más y más profundo, adornaba la vista.
—Yota-san… —dijo Ranko por lo bajo apenas un pensamiento surcó su mente —. ¿Crees que ha-hayan atacado ese huerto… anoche?
"Si ése es el caso… ¿Estaba Sora-sensei en lo correcto al hacernos descansar? No, ¿qué estoy pensando?"
No tardarían en divisar un huerto más después de una bifurcación del camino, similar al primero que habían pasado. Había una mujer muy joven y un niño preadolescente hablando y paseando entre el cultivo, señalando aquí y allá. La cerca que bordeaba el lugar tenía una sección nueva, recién reparada. Las parcelas parecían plantadas hacía nada, y la tierra estaba recién removida.
—Es… es aquí. Creo. —O al menos eso indicaba el documento.
Mientras tanto, una mujer muy molesta le contestaba a Sora.
—Claro. ¿Qué más nos queda que nos puedan robar?
—Disculpe los ánimos —dijo el hombre —, pero han habido varios ataques a nuestros huertos y… entenderá lo frustrante que es que nos quiten el sustento así.
—Frustrante es poco. —La mujer golpeó un poste de la cerca con mucha fuerza. Afortunadamente llevaba guantes, así que no se lastimaría
—¿En qué le podemos ayudar?
"Esforzarse tanto para que alguien tome lo que es suyo… Debe ser algo terrible.
Sora les indicó que siguieran hasta el huerto de Tamanegiya mientras ella se quedaba a averiguar algunas cosas con la mujer de allí. Les ofreció el pergamino de la misión para que pudiesen ubicar al objetivo. La de la trenza esperaba que fuese Yota quien tomara el documento, pero al ver cómo el rubio se lo ofrecía con un gesto, terminó tomándolo con mano temblorosa. Asintió y fue a con Yota, continuando por el camino.
Pasando aquel huerto había una extensión de pastizal donde algunas ovejas vagaban y balaban, como si no se hubiese cometido un crimen en la casa de sus vecinos. Del otro lado del camino los árboles retomaban el terreno, y un bosquecillo, que lentamente se haría más y más profundo, adornaba la vista.
—Yota-san… —dijo Ranko por lo bajo apenas un pensamiento surcó su mente —. ¿Crees que ha-hayan atacado ese huerto… anoche?
"Si ése es el caso… ¿Estaba Sora-sensei en lo correcto al hacernos descansar? No, ¿qué estoy pensando?"
No tardarían en divisar un huerto más después de una bifurcación del camino, similar al primero que habían pasado. Había una mujer muy joven y un niño preadolescente hablando y paseando entre el cultivo, señalando aquí y allá. La cerca que bordeaba el lugar tenía una sección nueva, recién reparada. Las parcelas parecían plantadas hacía nada, y la tierra estaba recién removida.
—Es… es aquí. Creo. —O al menos eso indicaba el documento.
Mientras tanto, una mujer muy molesta le contestaba a Sora.
—Claro. ¿Qué más nos queda que nos puedan robar?
—Disculpe los ánimos —dijo el hombre —, pero han habido varios ataques a nuestros huertos y… entenderá lo frustrante que es que nos quiten el sustento así.
—Frustrante es poco. —La mujer golpeó un poste de la cerca con mucha fuerza. Afortunadamente llevaba guantes, así que no se lastimaría
—¿En qué le podemos ayudar?
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