18/02/2020, 17:55
Avergonzada se llevó una mano al estómago cuando este gruñó.
— Pues si la verdad... Iré a casa a comer algo y me llevare la jaula y los collares, por si a la vuelta me encuentro con algún otro — con la jaula en una mano y despidiéndose con la otra de su amigo canino, partió de vuelta a casa, un poco preocupada todavía por aquel perro.
Pensó que si al menos cumplía el plazo, luego podría "accidentalmente" aparecer por los tejados y fijarse bien en que era lo que estaba pasando en aquella parcela. Entonces podría reportarlo a la doctora y tal vez ayudar a aquel animal. Cogió el camino directa a casa; era mediodía así que Nanashi tendría que estar en su hora punta, lo que le hizo pensar que entonces la obligaría a ayudarla, y tendría que acabar comiendo mucho más tarde, cosa que no le apetecía después de llevar todo el día de un lado a otro, por lo que su paso entonces se ralentizó un poco.
No se equivocó en aquel pensamiento, en la lejanía podía verse gente ocupando el banco que tenia en la entrada, la pequeña ventana para una única persona siempre estaba ocupada como de costumbre.
— Ya estoy de vuelta... — dijo apagada
Oda ya estaba allí como siempre, en el extremo de la barra, por lo que la saludó mientras bebía su té verde de siempre. Nanashi se movía de un lado a otro, atendiendo como podía a sus comensales por lo que simplemente le dirigió un "Hey".
— Voy a por un delantal y me pongo contigo; cuando pueda comeré y volveré a mi misión — su voz bastante desganada.
— ¿Pero que dices estúpida? ¡Siéntate a comer y cierra la boca! Si estuvieras holgazaneando te hubiera tirado el delantal nada más entrar por la puerta. Anda, dime que es lo que te apetece. — posó dos platos sobre la barra, e hizo un gesto, acto seguido un hombre se levantó de una mesa y se los llevo, sentándose junto a otras tres personas dispuestas a comer.
— V-Vaya... ¿De verdad? ¿Lo que sea? — sus ojos brillaban
— Tampoco te pases — respondió imaginándose por donde iban los tiros.
— Vaaaaaaaaaale. Ponme entonces un tazón de arroz con mucho ajo, y un ramen de pato con huevo completo, por favor.
— Manos a la obra — se giró volviendo con sus cacerolas, sartenes y cuchillos, dándole prioridad a su plato pero intentando no desconcentrarse en atender el resto de pedidos.
— Bueno pequeña. ¿Que tal tu día? Cuéntame — dijo el gran Oda a su lado al observar la jaula que Ren había dejado junto a ellos, Ren siempre disfrutaba de la compañía de aquel a quien llamaba "tío Oda".
— Pues... Me han asignado mi primera misión; estoy buscando gatos y perros por las calles — contaba realmente emocionada, mientras Oda la escuchaba apoyado sobre su mano enfundada en cuero negro con una suave sonrisa en un lateral de su rostro. — Es para mantenerlos vacunados; aunque estén en la calle, quieren evitar que se propague una enfermedad; y con suerte alguien los adopta.
— Suena a una aventura realmente trepidante — añadió con una corta y simple risa para dar otro sorbo a su té. Nanashi en ese momento, trajo un bol de arroz que dejo delante de Ren. — Que aproveche.
Nada más acabar el arroz, Nanashi trajo el bol lleno de fideos y especias, al que no tardo ni un segundo en incarle el diente. Al acabar de comer, siguieron charlando, con Nanashi de vez en cuando añadiéndose a la conversación cuando tenía un pequeño hueco o no tenia que vigilar algún fuego. Tras un rato conversando, Ren añadió que era hora de que volviera con su misión a lo que Nanashi le dijo que no se preocupara por la noche, que él podía ocuparse al igual que a medio día. Con el estómago lleno, y los ánimos renovados, emprendió su camino de vuelta.
— Pues si la verdad... Iré a casa a comer algo y me llevare la jaula y los collares, por si a la vuelta me encuentro con algún otro — con la jaula en una mano y despidiéndose con la otra de su amigo canino, partió de vuelta a casa, un poco preocupada todavía por aquel perro.
Pensó que si al menos cumplía el plazo, luego podría "accidentalmente" aparecer por los tejados y fijarse bien en que era lo que estaba pasando en aquella parcela. Entonces podría reportarlo a la doctora y tal vez ayudar a aquel animal. Cogió el camino directa a casa; era mediodía así que Nanashi tendría que estar en su hora punta, lo que le hizo pensar que entonces la obligaría a ayudarla, y tendría que acabar comiendo mucho más tarde, cosa que no le apetecía después de llevar todo el día de un lado a otro, por lo que su paso entonces se ralentizó un poco.
No se equivocó en aquel pensamiento, en la lejanía podía verse gente ocupando el banco que tenia en la entrada, la pequeña ventana para una única persona siempre estaba ocupada como de costumbre.
— Ya estoy de vuelta... — dijo apagada
Oda ya estaba allí como siempre, en el extremo de la barra, por lo que la saludó mientras bebía su té verde de siempre. Nanashi se movía de un lado a otro, atendiendo como podía a sus comensales por lo que simplemente le dirigió un "Hey".
— Voy a por un delantal y me pongo contigo; cuando pueda comeré y volveré a mi misión — su voz bastante desganada.
— ¿Pero que dices estúpida? ¡Siéntate a comer y cierra la boca! Si estuvieras holgazaneando te hubiera tirado el delantal nada más entrar por la puerta. Anda, dime que es lo que te apetece. — posó dos platos sobre la barra, e hizo un gesto, acto seguido un hombre se levantó de una mesa y se los llevo, sentándose junto a otras tres personas dispuestas a comer.
— V-Vaya... ¿De verdad? ¿Lo que sea? — sus ojos brillaban
— Tampoco te pases — respondió imaginándose por donde iban los tiros.
— Vaaaaaaaaaale. Ponme entonces un tazón de arroz con mucho ajo, y un ramen de pato con huevo completo, por favor.
— Manos a la obra — se giró volviendo con sus cacerolas, sartenes y cuchillos, dándole prioridad a su plato pero intentando no desconcentrarse en atender el resto de pedidos.
— Bueno pequeña. ¿Que tal tu día? Cuéntame — dijo el gran Oda a su lado al observar la jaula que Ren había dejado junto a ellos, Ren siempre disfrutaba de la compañía de aquel a quien llamaba "tío Oda".
— Pues... Me han asignado mi primera misión; estoy buscando gatos y perros por las calles — contaba realmente emocionada, mientras Oda la escuchaba apoyado sobre su mano enfundada en cuero negro con una suave sonrisa en un lateral de su rostro. — Es para mantenerlos vacunados; aunque estén en la calle, quieren evitar que se propague una enfermedad; y con suerte alguien los adopta.
— Suena a una aventura realmente trepidante — añadió con una corta y simple risa para dar otro sorbo a su té. Nanashi en ese momento, trajo un bol de arroz que dejo delante de Ren. — Que aproveche.
Nada más acabar el arroz, Nanashi trajo el bol lleno de fideos y especias, al que no tardo ni un segundo en incarle el diente. Al acabar de comer, siguieron charlando, con Nanashi de vez en cuando añadiéndose a la conversación cuando tenía un pequeño hueco o no tenia que vigilar algún fuego. Tras un rato conversando, Ren añadió que era hora de que volviera con su misión a lo que Nanashi le dijo que no se preocupara por la noche, que él podía ocuparse al igual que a medio día. Con el estómago lleno, y los ánimos renovados, emprendió su camino de vuelta.