18/02/2020, 20:22
—Oh. La verdad es que me gustaría tomar algo de té frío, sé que estamos en invierno, pero hoy me apetece —Bueno, a mi también me apetecía algo frío, luego iba a tener que volver al infierno de la forja.—. ¿Pero no te meteré en problemas si no vuelves al trabajo? Quiero decir, no quiero molestar y después de todo vas a hacerme un arma...
—No te preocupes. —Hice un gesto con la mano restándole importacia. —Al fin y al cabo estoy atendiendo a un cliente, y normalmente solo hay dos personas trabajando.
Aunque desde que llegó Yuuna, era mas normal ver a tres personas allí. Ella había aceptado trabajar con nosotros cuando se lo había sugerido, y los días que no tenia academia, o a veces cuando volvía y no era el día libre, trabajaba allí.
—En fin, no le des muchas vueltas, sígueme, esto a veces es un poco laberíntico.
Dije guiando a Eri hacia fuera del Dojo. A veces, tener una casa grande podía suponer una ventaja, otras... Bueno, había gente que podía perderse por los pasillos.
Había que volver a cruzar el jardín para alcanzar la casa, y a mitad del camino, una muchacha de caballos anaranjados y cargada con un cesto de ropa se cruzó con nosotros. Eri la reconocería. Era Sakura.
—Buenos días, Eri-san — saludo agachando la cabeza en una pequeña reverencia en dirección a Eri.
Y a mi me miró con una cara muy rara ¿No se creería que...
—Eri solo e... —Pero ni siquiera me dejó terminar la frase, se había dado la vuelta y había continuado con su camino. —...a pedir un arma...
Al principio parecía que se lo había tomado bastante bien, o al menos lo bien que te puedes tomar ese tipo de noticias, pero luego... últimamente estaba actuando de una forma muy extraña.
Suspiré.
—No le des mucha importancia... Supongo que es lo normal cuando se rompe una relación.
—No te preocupes. —Hice un gesto con la mano restándole importacia. —Al fin y al cabo estoy atendiendo a un cliente, y normalmente solo hay dos personas trabajando.
Aunque desde que llegó Yuuna, era mas normal ver a tres personas allí. Ella había aceptado trabajar con nosotros cuando se lo había sugerido, y los días que no tenia academia, o a veces cuando volvía y no era el día libre, trabajaba allí.
—En fin, no le des muchas vueltas, sígueme, esto a veces es un poco laberíntico.
Dije guiando a Eri hacia fuera del Dojo. A veces, tener una casa grande podía suponer una ventaja, otras... Bueno, había gente que podía perderse por los pasillos.
Había que volver a cruzar el jardín para alcanzar la casa, y a mitad del camino, una muchacha de caballos anaranjados y cargada con un cesto de ropa se cruzó con nosotros. Eri la reconocería. Era Sakura.
—Buenos días, Eri-san — saludo agachando la cabeza en una pequeña reverencia en dirección a Eri.
Y a mi me miró con una cara muy rara ¿No se creería que...
—Eri solo e... —Pero ni siquiera me dejó terminar la frase, se había dado la vuelta y había continuado con su camino. —...a pedir un arma...
Al principio parecía que se lo había tomado bastante bien, o al menos lo bien que te puedes tomar ese tipo de noticias, pero luego... últimamente estaba actuando de una forma muy extraña.
Suspiré.
—No le des mucha importancia... Supongo que es lo normal cuando se rompe una relación.