19/02/2020, 01:30
Cuando todo estuvo en silencio y quietud, Kazuma abandono su escondite. Resulto tener la suerte suficiente como para que aquella mujer no detectase el camuflaje que proporcionaba el Kakuremino no Jutsu. Sin embargo, le causaba curiosidad por qué Takumi no había intentado ocultarse, transformarse o adherirse al techo para evitar que lo vieran.
«Quizás creyó que podría solucionar las cosas hablando —supuso, aunque aquello no era su principal interés en aquel momento—. ¿Adónde se lo habrán llevado?»
Se sentó a esperar preguntándose qué sería de su acompañante. Una parte le decía que no tenía que preocuparse, que era un ninja y que podía protegerse ante casi cualquier contingencia; pero otra le recordaba que le habían atacado con una aguja envenenada y que se lo habían llevado arrastrando, por lo que aquella gente no podía ser normal.
—Muchachos, ya regresé —susurro Tamayo mientras se deslizaba en la casa con una cesta llena de comida—. ¿Escucharon el alboroto en el jardín? Esta gente y sus locuras…
»Espera… ¿Dónde está el otro chico? —pregunto asustada al ver al solitario Kazuma.
—Este… —Trato de buscar las palabras que mejor describiesen la situación—. Una mujer muy enojada lo enveneno y se lo llevo arrastrando a alguna parte… Me parece que lo confundió con un ladrón… o algo así.
—No-puede-ser… Ahora si se armó la grande —dijo lentamente mientras dejaba caer los alimentos—. ¡Debemos de buscarle antes de que le pase algo, ahora!
—Espera: Takumi-san es un ninja, ¿Qué tanto peligro puede correr? —pregunto, un tanto confuso.
—¡No lo entiendes! Esa gente está bastante mal de la cabeza cuando de intrusos o malentendidos se trata. ¿No has visto que lo han envenenado?
—Tienes razón —concedió, para luego hablar con suma determinación—. Vallamos por él.
—Si… No, espera: yo iré a buscar a la señora, es la única que puede calmarles. Mientras, tu ve y has tiempo, evita que le marquen con un hierro o que le corten un dedo o algo así… Y, claro, evitan que te atrapen.
—¿Eh? —La situación le resultaba un tanto surrealista, pero también interesante—. Tranquila, ve. Seguro lo tendremos todo bajo control antes de que regreses.
Luego de recibir unas vagas direcciones y de seguir el ruido, Kazuma encontró el sitio en donde estaba Takumi. Alli habían encendido una especie de fogón, en donde yacían unas cuantas barras de metal calentándose, mientras que los sombríos personajes deliberaban que castigo sería mejor aplicar. Decidió que lo mejor era hacer una entrada dramática, liberar al marionetista y espantar un poco a la gente.
—¡Calma gente¡ —exclamo mientras entraba al círculo y liberaba al marionetista de sus ataduras—. Lamento la demora, pero estaba esperando a Tamayo; que espero vuelva pronto.
La gente retrocedió, mas sorprendida que intimidada.
—¿Así que tenías un secuaz para tus fechorías? —señalo la cabecilla agitando un látigo que restallaba con fiereza.
—Manténganse calmados y no me veré obligado a usar esto —advirtió mientras aferraba el mango de su ninjato.
—¡¿Conque te crees muy rudo?! —dijo alguien mientras agarraba como arma uno de los hierros para marcar que estaban en el fogón.
—¡Apartense, yo si le doy! —rugió otro mientras alzaba un trinchete y lo apuntaba hacia el par de genin.
El resto de los congregados se hizo rápidamente con unas antorchas y con cualquier objeto contundente o punzo-cortante que tuviesen a la mano.
—En realidad, este no era el rescate que tenía pensado —admitió ante Takumi mientras comenzaban a rodearles.
«Quizás creyó que podría solucionar las cosas hablando —supuso, aunque aquello no era su principal interés en aquel momento—. ¿Adónde se lo habrán llevado?»
Se sentó a esperar preguntándose qué sería de su acompañante. Una parte le decía que no tenía que preocuparse, que era un ninja y que podía protegerse ante casi cualquier contingencia; pero otra le recordaba que le habían atacado con una aguja envenenada y que se lo habían llevado arrastrando, por lo que aquella gente no podía ser normal.
—Muchachos, ya regresé —susurro Tamayo mientras se deslizaba en la casa con una cesta llena de comida—. ¿Escucharon el alboroto en el jardín? Esta gente y sus locuras…
»Espera… ¿Dónde está el otro chico? —pregunto asustada al ver al solitario Kazuma.
—Este… —Trato de buscar las palabras que mejor describiesen la situación—. Una mujer muy enojada lo enveneno y se lo llevo arrastrando a alguna parte… Me parece que lo confundió con un ladrón… o algo así.
—No-puede-ser… Ahora si se armó la grande —dijo lentamente mientras dejaba caer los alimentos—. ¡Debemos de buscarle antes de que le pase algo, ahora!
—Espera: Takumi-san es un ninja, ¿Qué tanto peligro puede correr? —pregunto, un tanto confuso.
—¡No lo entiendes! Esa gente está bastante mal de la cabeza cuando de intrusos o malentendidos se trata. ¿No has visto que lo han envenenado?
—Tienes razón —concedió, para luego hablar con suma determinación—. Vallamos por él.
—Si… No, espera: yo iré a buscar a la señora, es la única que puede calmarles. Mientras, tu ve y has tiempo, evita que le marquen con un hierro o que le corten un dedo o algo así… Y, claro, evitan que te atrapen.
—¿Eh? —La situación le resultaba un tanto surrealista, pero también interesante—. Tranquila, ve. Seguro lo tendremos todo bajo control antes de que regreses.
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Luego de recibir unas vagas direcciones y de seguir el ruido, Kazuma encontró el sitio en donde estaba Takumi. Alli habían encendido una especie de fogón, en donde yacían unas cuantas barras de metal calentándose, mientras que los sombríos personajes deliberaban que castigo sería mejor aplicar. Decidió que lo mejor era hacer una entrada dramática, liberar al marionetista y espantar un poco a la gente.
—¡Calma gente¡ —exclamo mientras entraba al círculo y liberaba al marionetista de sus ataduras—. Lamento la demora, pero estaba esperando a Tamayo; que espero vuelva pronto.
La gente retrocedió, mas sorprendida que intimidada.
—¿Así que tenías un secuaz para tus fechorías? —señalo la cabecilla agitando un látigo que restallaba con fiereza.
—Manténganse calmados y no me veré obligado a usar esto —advirtió mientras aferraba el mango de su ninjato.
—¡¿Conque te crees muy rudo?! —dijo alguien mientras agarraba como arma uno de los hierros para marcar que estaban en el fogón.
—¡Apartense, yo si le doy! —rugió otro mientras alzaba un trinchete y lo apuntaba hacia el par de genin.
El resto de los congregados se hizo rápidamente con unas antorchas y con cualquier objeto contundente o punzo-cortante que tuviesen a la mano.
—En realidad, este no era el rescate que tenía pensado —admitió ante Takumi mientras comenzaban a rodearles.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)