19/02/2020, 02:35
(Última modificación: 19/02/2020, 02:35 por Inuzuka Etsu.)
En el regreso a casa, Rao se disculpó por haberla liado en la clínica. El hombre había pasado casi por todos los tonos de piel que una persona normal puede llegar a adoptar, como si fuese un camaleón. El hombre a decir verdad, caminaba mucho mas lento de lo que el Inuzuka podía recordar. Parecía hasta estar cojeando...
—No te preocupes tío, ya buscaré una solución al problema... igualmente, tengo pensado acabar con ésta panda de maleantes ya sea de un modo u otro. Todo tiene solución, salvo la muerte.
La última frase era muy recurrente en su abuelo, la soltó casi sin pensarlo. Ya casi frente a la casa, el hombre admitió necesitar descansar un rato. Aunque el sol ya ondeaba bien alto, el tuerto parecía volver de horas de trabajo sin descanso. Todo lo que el pobre había tenido que sufrir, le estaba pasando factura.
—Vale Rao —Contestó. —nos vemos luego, voy a hacer unas cosas, y regreso en un rato. Por cierto, una única cosa. Para limpiarte un poco las manos... dile a todo el mundo que me has despedido. Si te preguntan, quería más dinero. Cuando descanses, criticaselo a todo el que vea, incluso a tu mujer. Que todos crean eso, y así te desvincularán de lo que yo haga.
El chico sonrió, y le guió el ojo —si necesitas algo, díselo a Akane, lo voy a mandar a estar junto a tí por si acaso. —tras ello, caminó hasta la parte de atrás de la casa del hombre. Allí aún aguardaría Akane, al cuál mandaría a vigilar y proteger al tuerto y a su familia. Ante todo, quería asegurar a su cliente, pues era la auténtica prioridad.
Con todo hecho, y el carro marcado, tomaría camino hacia el escondite de Koke. Búho no iba a morir en tan poco tiempo transcurrido, debía aprovechar a su rehén para localizar al resto.
—No te preocupes tío, ya buscaré una solución al problema... igualmente, tengo pensado acabar con ésta panda de maleantes ya sea de un modo u otro. Todo tiene solución, salvo la muerte.
La última frase era muy recurrente en su abuelo, la soltó casi sin pensarlo. Ya casi frente a la casa, el hombre admitió necesitar descansar un rato. Aunque el sol ya ondeaba bien alto, el tuerto parecía volver de horas de trabajo sin descanso. Todo lo que el pobre había tenido que sufrir, le estaba pasando factura.
—Vale Rao —Contestó. —nos vemos luego, voy a hacer unas cosas, y regreso en un rato. Por cierto, una única cosa. Para limpiarte un poco las manos... dile a todo el mundo que me has despedido. Si te preguntan, quería más dinero. Cuando descanses, criticaselo a todo el que vea, incluso a tu mujer. Que todos crean eso, y así te desvincularán de lo que yo haga.
El chico sonrió, y le guió el ojo —si necesitas algo, díselo a Akane, lo voy a mandar a estar junto a tí por si acaso. —tras ello, caminó hasta la parte de atrás de la casa del hombre. Allí aún aguardaría Akane, al cuál mandaría a vigilar y proteger al tuerto y a su familia. Ante todo, quería asegurar a su cliente, pues era la auténtica prioridad.
Con todo hecho, y el carro marcado, tomaría camino hacia el escondite de Koke. Búho no iba a morir en tan poco tiempo transcurrido, debía aprovechar a su rehén para localizar al resto.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~