19/02/2020, 06:04
Rao se detuvo en cuanto escuchó al shinobi hablar y volteó a ver al genin en cuanto este le indicó en su proceder. Abrió los ojos y la boca también, parecía algo incrédulo aún por la proposición que le acababan de hacer.
—¿¡Co-cómo!?— Rao estaba incrédulo ante sus palabras. Si bien sabía que todo era por la farsa, en parte se sentía responsable por tener que echarle todo el muerto encima al Izuzuka. —Supongo, supongo que ahora es la mejor opción...— Dijo con pesadez mientras se mordía el labio. —Gracias por ayudarme tanto, gracias— Sonrió triste el tuerto. —Supongo que si tú dices que confíe en Akane, puedo hacerlo— Asintió con la cabeza, aunque no sabía aún en qué podía serle útil aquel perro.
Finalmente, Rao abrió la puerta y se adentró en el hogar, desapareciendo dentro de esta y cerrando tras de sí mientras Etsu continuaba con su misión.
Una vez que emprendiese la marcha de regreso a la casa del árbol, la mañana finalmente lo alcanzaría junto al cantar de los pájaros que continuaban su vida ignorantes de la intranquilidad de los pobladores de aquel sitio. Cuando estuviese por subir nuevamente notaría que el mentado Búho se había asomado por el borde aún estando maniatado y amordazado. Sin embargo, parecía que la altura y la herida le habían disuadido de intentar lanzarse.
El matón tenía los ojos rojos de tanta sangre acumulada en las venas, observando con rabia a su captor.
—¿¡Co-cómo!?— Rao estaba incrédulo ante sus palabras. Si bien sabía que todo era por la farsa, en parte se sentía responsable por tener que echarle todo el muerto encima al Izuzuka. —Supongo, supongo que ahora es la mejor opción...— Dijo con pesadez mientras se mordía el labio. —Gracias por ayudarme tanto, gracias— Sonrió triste el tuerto. —Supongo que si tú dices que confíe en Akane, puedo hacerlo— Asintió con la cabeza, aunque no sabía aún en qué podía serle útil aquel perro.
Finalmente, Rao abrió la puerta y se adentró en el hogar, desapareciendo dentro de esta y cerrando tras de sí mientras Etsu continuaba con su misión.
Una vez que emprendiese la marcha de regreso a la casa del árbol, la mañana finalmente lo alcanzaría junto al cantar de los pájaros que continuaban su vida ignorantes de la intranquilidad de los pobladores de aquel sitio. Cuando estuviese por subir nuevamente notaría que el mentado Búho se había asomado por el borde aún estando maniatado y amordazado. Sin embargo, parecía que la altura y la herida le habían disuadido de intentar lanzarse.
El matón tenía los ojos rojos de tanta sangre acumulada en las venas, observando con rabia a su captor.
![[Imagen: 7FT8VMk.gif]](https://i.imgur.com/7FT8VMk.gif)
