20/02/2020, 01:47
La chica alertó al can de una posible amenaza en el exterior, y tras ello le pidió que se quedase en el sitio, esperando hasta su señal. Además, le dijo que si no regresaba o le pasaba algo, fuese hacia el punto de salida, que quizás Etsu aparecería. La chica se adentró en lo desconocido, en lo que el huskie hizo caso a las palabras de la kunoichi. De hecho, realmente se tomó en serio lo de que Etsu pudiese ir, y se adentró de nuevo en la sala.
—¡Akane! ¿dónde estás?
La voz de Etsu apareció en la oscuridad, una oscuridad que ahora estaba algo eclipsada por la luminosidad que daba el umbral de la puerta abierta. El can pudo avistarlo sin problemas, casi igual que a la inversa. En ésta ocasión no hubo tanta travesía entre trastos.
De pronto, la voz de la rubia resonó en la sala, procedente de la sala superior. Ambos Inuzuka salieron a toda prisa, y subieron las escaleras para dar con la kunoichi. Hana afirmaba haber encontrado una salida, y frente al grupo así era, había una enorme puerta de características muy parecidas a la que habían dejado en la sala inferior.
—Siento haber tardado, pero tenía que averiguar qué había pasado... —se disculpó, por llamarlo de alguna manera. —Resulta que la chica que se las daba de ilusionista, no era mas que una farsante. Le había robado esa tela a un grupo de bandidos, decía que la había encontrado en una base abandonada. Aunque creo que ni ella misma sabe que todo lo que hace "desaparecer" termina cayendo a esa sala de abajo...
»Esto... por cierto, mi nombre es Inuzuka Etsu. Gracias por haberte involucrado, aunque... realmente no era necesario.
Ahí estaba de nuevo, el Inuzuka y sus maneras de relacionarse con otras personas... un auténtico crack.
—¡Akane! ¿dónde estás?
La voz de Etsu apareció en la oscuridad, una oscuridad que ahora estaba algo eclipsada por la luminosidad que daba el umbral de la puerta abierta. El can pudo avistarlo sin problemas, casi igual que a la inversa. En ésta ocasión no hubo tanta travesía entre trastos.
De pronto, la voz de la rubia resonó en la sala, procedente de la sala superior. Ambos Inuzuka salieron a toda prisa, y subieron las escaleras para dar con la kunoichi. Hana afirmaba haber encontrado una salida, y frente al grupo así era, había una enorme puerta de características muy parecidas a la que habían dejado en la sala inferior.
—Siento haber tardado, pero tenía que averiguar qué había pasado... —se disculpó, por llamarlo de alguna manera. —Resulta que la chica que se las daba de ilusionista, no era mas que una farsante. Le había robado esa tela a un grupo de bandidos, decía que la había encontrado en una base abandonada. Aunque creo que ni ella misma sabe que todo lo que hace "desaparecer" termina cayendo a esa sala de abajo...
»Esto... por cierto, mi nombre es Inuzuka Etsu. Gracias por haberte involucrado, aunque... realmente no era necesario.
Ahí estaba de nuevo, el Inuzuka y sus maneras de relacionarse con otras personas... un auténtico crack.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~