20/02/2020, 20:46
Sopesó durante un rato el hecho de informar a un superior. Amegakure quedaba algo lejos de viaje y él debía quedarse allí para su cita con Takumi, no le podía fallar. Por otra parte, aquello pintaba serio y no entendía muy bien por qué su amigo no le había querido ayudar, desde luego era algo que le había dado mal fario y pintaba como un buen desafío. Siempre le habían gustado los desafíos pero como decía su padre: Hay un límite muy fino entre ser valiente y ser estúpido, y no quería serlo. Debían encargarse de aquello allí y ahora, tal vez el resto del pueblo corriera eminente peligro si no lo hacían. La miró, estaba aterrada, como él. Dió un paso hacia la puerta del cercado y le hizo señas apra que le siguiera.
-No quiero asustar más de lo necesario... Los civiles tienen miedo y suelen poner sus vidas en nuestras manos, no deberíamos darles responsabilidades que no tienen -Se volvió hacia ella intentando tranquilizarse, respirando hondo y lentamente -Vamos a ver, te doy mi palabra de que si es realmente peligroso yo intentaré contenerlo mientras tú pides ayuda, ¿entendido? -Clavó su mirada en sus ojos -Prométeme que si algo me pasa no vas a mirar atrás -Dijo con tono totalmente serio, aunque algo tembloroso por el miedo.
No, ya era suficiente con arriesgar su vida como apra que encima aquella niña lo hiciera. Si alguien debía pasarlo mal sería él, ya que había dado la idea de tirar para adelante como siempre. La medida del miedo siempre es la que tú le des, y las responsabilidades son las que tú tomes, nunca nada viene dado, pero en esta ocasión se veía moralmente obligado a tomar ambas cosas. Una vez escuchó su respuesta, si realmente era un sí, avanzaría hacia los arbustos, lentamente, intentando ser sigiloso, no quería sobresaltar a esa cosa, quería pillarla por sorpresa.
-Tiendo a pelear en la distancia, si esto llega a un enfrentamiento, puedo cubrirte desde atrás, así que no te preocupes si debes acercarte, ¿vale? -Susurrando, casi inaudible, incluso ella tendría que hacer un esfuerzo para escuchar.
Los arbustos se movían, un ronroneo se escuchaba en ellos, una respiración agitada... A medida que se acercaban, el olor se hacía evidente, era desagradable. Olía a carne podrida, como en aquel cerco, pero era más soportable. El ronroneo se convirtió en gruñidos, la respiración acelerada en un bufido, unos ojos rojizos comenzaron a brillar entre las sombras, y el brillo de una amplia dentadura se percibía entre la maleza...
-No quiero asustar más de lo necesario... Los civiles tienen miedo y suelen poner sus vidas en nuestras manos, no deberíamos darles responsabilidades que no tienen -Se volvió hacia ella intentando tranquilizarse, respirando hondo y lentamente -Vamos a ver, te doy mi palabra de que si es realmente peligroso yo intentaré contenerlo mientras tú pides ayuda, ¿entendido? -Clavó su mirada en sus ojos -Prométeme que si algo me pasa no vas a mirar atrás -Dijo con tono totalmente serio, aunque algo tembloroso por el miedo.
No, ya era suficiente con arriesgar su vida como apra que encima aquella niña lo hiciera. Si alguien debía pasarlo mal sería él, ya que había dado la idea de tirar para adelante como siempre. La medida del miedo siempre es la que tú le des, y las responsabilidades son las que tú tomes, nunca nada viene dado, pero en esta ocasión se veía moralmente obligado a tomar ambas cosas. Una vez escuchó su respuesta, si realmente era un sí, avanzaría hacia los arbustos, lentamente, intentando ser sigiloso, no quería sobresaltar a esa cosa, quería pillarla por sorpresa.
-Tiendo a pelear en la distancia, si esto llega a un enfrentamiento, puedo cubrirte desde atrás, así que no te preocupes si debes acercarte, ¿vale? -Susurrando, casi inaudible, incluso ella tendría que hacer un esfuerzo para escuchar.
Los arbustos se movían, un ronroneo se escuchaba en ellos, una respiración agitada... A medida que se acercaban, el olor se hacía evidente, era desagradable. Olía a carne podrida, como en aquel cerco, pero era más soportable. El ronroneo se convirtió en gruñidos, la respiración acelerada en un bufido, unos ojos rojizos comenzaron a brillar entre las sombras, y el brillo de una amplia dentadura se percibía entre la maleza...