20/02/2020, 21:55
—¡Ni se os ocurra acercaros u os practico una traqueotomía en un momento! —rugió el chico de Uzushio mientras mantenía a raya al enemigo.
A su espalda se encontraba Kazuma, tratando de desviar los ataques que le llegaban. Si bien estaban logrando que aquella turba mantuviese la distancia, no así que se retiraran; de hecho, parecían estar cada vez más envalentonados. Lo más angustiante de aquella situación no era el que ellos corriesen peligro, sino el que podían llegar a correr aquellos civiles: un mal golpe o una reacción desmedida y podrían matar a alguien.
Justo cuando la violencia bilateral parecía inevitable, un grito sacudió la noche:
—¡¿QUE ESTA PASANDO AQUÍ!? —pregunto furiosa una figura que se acercaba al círculo—. ¡¿NO PUEDO DESCUIDARLES POR UN MOMENTO SIN QUE ARMEN UN LINCHAMIENTO EN MI JARDIN?!
Los agresores temblaron y soltaron sus armas, mientras una mujer se acercaba al círculo. Estaba finamente vestida; con un cabello corto y completamente grisáceo por lo avanzado de su edad. Y, aun así, pese a ser una señora, a la luz de aquellas antorchas, su rostro de ira resultaba juvenil y agraciado. Entro al círculo con la autoridad de un jefe y los jóvenes pudieron notar que llevaba un elaborado parche cubriendo su ojo izquierdo.
—¿Son ellos? —pregunto a Tamayo, que iba tras de ella y ahora se había acercado.
Tamayo se acercó hasta ellos para asegurarse de que estuviese bien.
—Qué bueno que no les ocurrió nada malo —declaro mientras su señora se encargaba de la muchedumbre.
—¿Qué están esperando? Dispérsense, cada quien a lo suyo —exigió la señora, ahora más calmada.
—Ya la oyeron, hoy no azotaremos a nadie —se burló Tamayo mientras la gente se dispersaba.
—Eso... Eso estuvo muy loco, ¿cierto? —susurro Kazuma a su compañero.
A su espalda se encontraba Kazuma, tratando de desviar los ataques que le llegaban. Si bien estaban logrando que aquella turba mantuviese la distancia, no así que se retiraran; de hecho, parecían estar cada vez más envalentonados. Lo más angustiante de aquella situación no era el que ellos corriesen peligro, sino el que podían llegar a correr aquellos civiles: un mal golpe o una reacción desmedida y podrían matar a alguien.
Justo cuando la violencia bilateral parecía inevitable, un grito sacudió la noche:
—¡¿QUE ESTA PASANDO AQUÍ!? —pregunto furiosa una figura que se acercaba al círculo—. ¡¿NO PUEDO DESCUIDARLES POR UN MOMENTO SIN QUE ARMEN UN LINCHAMIENTO EN MI JARDIN?!
Los agresores temblaron y soltaron sus armas, mientras una mujer se acercaba al círculo. Estaba finamente vestida; con un cabello corto y completamente grisáceo por lo avanzado de su edad. Y, aun así, pese a ser una señora, a la luz de aquellas antorchas, su rostro de ira resultaba juvenil y agraciado. Entro al círculo con la autoridad de un jefe y los jóvenes pudieron notar que llevaba un elaborado parche cubriendo su ojo izquierdo.
—¿Son ellos? —pregunto a Tamayo, que iba tras de ella y ahora se había acercado.
Tamayo se acercó hasta ellos para asegurarse de que estuviese bien.
—Qué bueno que no les ocurrió nada malo —declaro mientras su señora se encargaba de la muchedumbre.
—¿Qué están esperando? Dispérsense, cada quien a lo suyo —exigió la señora, ahora más calmada.
—Ya la oyeron, hoy no azotaremos a nadie —se burló Tamayo mientras la gente se dispersaba.
—Eso... Eso estuvo muy loco, ¿cierto? —susurro Kazuma a su compañero.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)