21/02/2020, 16:12
Parecía alegrarse de verle, eso estaba bien. No puso mucho entusiasmo en su saludo para no variar, pero en sus ojos podía descifrarse que él también se alegraba de volverse a encontrar con él. Le estrechó la mano tras la reverencia y asintió levemente, tenía poco que contarle pero era bastante relevante, así que una vez terminaron los saludos le siguió hacia la taberna.
-No estoy seguro de si es gordo, pero lo cierto es que es bastante extraño... -Le dijo haciéndole una seña para que entrase a la taberna antes que él.
El amejin se acercó a la barra lentamente, el camarero ya le conocía pues llevaba unos días allí, así que simplemente se puso a preparar agua caliente con una tetera sobre el fuego para luego seguir con su tarea matutina de limpieza de la barra y el establecimiento, pues era evidente que a aquellas horas no tenía clientela. El local estaba vacío, ellos eran los únicos clientes. Se trataba de un establecimiento muy pequeño, hecho casi complétamente de madera. Algunas viejas sillas y mesas se extendían por el local sin ningún orden concreto. La barra era pequeña pero al parecer también incluía la cocina allí. Había un par de viejos taburetes al lado de la barra. El local daba una impresión bastante obvia de ser humilde y familiar, pero tenía su toque acogedor.
-No le he preguntado pero he supuesto que quería lo de siempre... ¿No es cierto, Taka-senpai? -Preguntó el cantinero con cierta confianza ya al pelinegro sin levantar la vista del fregadero.
-Si, pero ponme dos esta vez -Aclaró el shinobi mirándole y luego girándose hacia Takumi.
-Oh, tiene compañía... ¿Quieren algo para picar? -Preguntó el cantinero claramente emocionado de que hubiese otro shinobi en su establecimiento. En la última semana había visto a tres y era claro que no estaba acostumbrado a recibir a tantos en tan poco tiempo.
-Para mi no, si Takumi-san quiere algo... -Contestó Kisame, para dirigirse hacia una mesa algo alejada de la barra y hacerle señas a su compañero para que le siguiera una vez le hubiese contestado -Verás... No he descubierto mucho, pero me pareció escuchar como el viejo del odachi hablaba con su hija algo sobre un tal Fakui-sama... Si, yo también me sorprendí al verlo vivo... -Comenzó, mientras ambos tomaban asiento -Al volver a la aldea, le he preguntado a una amiga de mi familia, una anciana jonin retirada y me ha dicho que la familia Fakui era natural del País del Viento, había trabajado para ellos hacía muchos años... Desconozco más sobre ellos, solamente que tienen cierta riqueza y que viven allí... Había pensado en empezar a buscar por Inaka, no tenemos mucho hilo del que tirar, pero al menos quiero saber qué se traen entre manos esos dos con alguien de tan lejos... -Concluyó, asegurándose de que el cantinero no había escuchado la conversación, no quería que nadie supiera más de lo necesario...
-No estoy seguro de si es gordo, pero lo cierto es que es bastante extraño... -Le dijo haciéndole una seña para que entrase a la taberna antes que él.
El amejin se acercó a la barra lentamente, el camarero ya le conocía pues llevaba unos días allí, así que simplemente se puso a preparar agua caliente con una tetera sobre el fuego para luego seguir con su tarea matutina de limpieza de la barra y el establecimiento, pues era evidente que a aquellas horas no tenía clientela. El local estaba vacío, ellos eran los únicos clientes. Se trataba de un establecimiento muy pequeño, hecho casi complétamente de madera. Algunas viejas sillas y mesas se extendían por el local sin ningún orden concreto. La barra era pequeña pero al parecer también incluía la cocina allí. Había un par de viejos taburetes al lado de la barra. El local daba una impresión bastante obvia de ser humilde y familiar, pero tenía su toque acogedor.
-No le he preguntado pero he supuesto que quería lo de siempre... ¿No es cierto, Taka-senpai? -Preguntó el cantinero con cierta confianza ya al pelinegro sin levantar la vista del fregadero.
-Si, pero ponme dos esta vez -Aclaró el shinobi mirándole y luego girándose hacia Takumi.
-Oh, tiene compañía... ¿Quieren algo para picar? -Preguntó el cantinero claramente emocionado de que hubiese otro shinobi en su establecimiento. En la última semana había visto a tres y era claro que no estaba acostumbrado a recibir a tantos en tan poco tiempo.
-Para mi no, si Takumi-san quiere algo... -Contestó Kisame, para dirigirse hacia una mesa algo alejada de la barra y hacerle señas a su compañero para que le siguiera una vez le hubiese contestado -Verás... No he descubierto mucho, pero me pareció escuchar como el viejo del odachi hablaba con su hija algo sobre un tal Fakui-sama... Si, yo también me sorprendí al verlo vivo... -Comenzó, mientras ambos tomaban asiento -Al volver a la aldea, le he preguntado a una amiga de mi familia, una anciana jonin retirada y me ha dicho que la familia Fakui era natural del País del Viento, había trabajado para ellos hacía muchos años... Desconozco más sobre ellos, solamente que tienen cierta riqueza y que viven allí... Había pensado en empezar a buscar por Inaka, no tenemos mucho hilo del que tirar, pero al menos quiero saber qué se traen entre manos esos dos con alguien de tan lejos... -Concluyó, asegurándose de que el cantinero no había escuchado la conversación, no quería que nadie supiera más de lo necesario...