22/02/2020, 12:26
Pronto, entre el torrente de agua, comenzó a divisarse la silueta de Amegakure: aquél amasijo de torres gigantescas que desafiaban a la propia Tormenta. Las puntas de los edificios más altos atraían hacia sí los rayos, y gracias a un mecanismo electrónico, recargaban las baterías hidroeléctricas que luego utilizarían en el resto de Oonindo.
Yokuna iba perdiendo altura, y cuando estaba cerca del suelo volvía a ejecutar su técnica para elevarse. Daruu observaba el funcionamiento de sus alas con extrema curiosidad. Era un artilugio muy interesante. «Ojalá se me hubiera ocurrido a mi.»
El grupo fue descendiendo y rodeó la villa, aterrizando en el puente de salida. Daruu se bajó del pájaro, esperó a que los otros dos hicieran lo mismo y deshizo las aves, que se transformaron en tres modestos charcos de agua.
Lanzó el pergamino de misión a Kōri.
—Hoy eres el que menos se ha esforzado, sensei —bromeó con él, guiñándole un ojo y desactivando, al fin, su Byakugan. Dio un sonoro bostezo, agotado—. Te toca cobrar la recompensa. —Miró a Ayame—. Nosotros deberíamos ir a ver a mi madre, a ver si se ha ocupado de los niños y cómo están.
—Iré con Aotsuki-san a presentar mi reporte y a cobrar mi parte, y si no os importa nos volveremos a ver otro día. Llevo... semanas sin dormir bien.
Daruu asintió, sonriente.
—Claro. Encantado de trabajar contigo, Yokuna-san.
Yokuna inclinó ligeramente la espalda y dirigió la mirada hacia Kōri, expectante.
Yokuna iba perdiendo altura, y cuando estaba cerca del suelo volvía a ejecutar su técnica para elevarse. Daruu observaba el funcionamiento de sus alas con extrema curiosidad. Era un artilugio muy interesante. «Ojalá se me hubiera ocurrido a mi.»
El grupo fue descendiendo y rodeó la villa, aterrizando en el puente de salida. Daruu se bajó del pájaro, esperó a que los otros dos hicieran lo mismo y deshizo las aves, que se transformaron en tres modestos charcos de agua.
Lanzó el pergamino de misión a Kōri.
—Hoy eres el que menos se ha esforzado, sensei —bromeó con él, guiñándole un ojo y desactivando, al fin, su Byakugan. Dio un sonoro bostezo, agotado—. Te toca cobrar la recompensa. —Miró a Ayame—. Nosotros deberíamos ir a ver a mi madre, a ver si se ha ocupado de los niños y cómo están.
—Iré con Aotsuki-san a presentar mi reporte y a cobrar mi parte, y si no os importa nos volveremos a ver otro día. Llevo... semanas sin dormir bien.
Daruu asintió, sonriente.
—Claro. Encantado de trabajar contigo, Yokuna-san.
Yokuna inclinó ligeramente la espalda y dirigió la mirada hacia Kōri, expectante.