24/02/2020, 13:46
—Reiji-san. ¿Qué piensas de las personas que fallan sus misiones?
Esa pregunta tampoco era sencilla. Había muchos factores a tener en cuenta. ¿La había fallado por que había sufrido un percance? ¿Los enemigos eran mas fuertes de lo esperado por el rango de la misión?
—Esa pregunta también es difícil de responder. Somos seres humanos, podemos equivocarnos, meter la pata hasta el fondo.
Y yo era el primero que lo había hecho. No es que mi viaje con Katsudon fuera una misión. Pero si que era importante para Uzushiogakure. Y yo había metido la pata muchas veces. Con los samuráis. Con Yuuna. Con Katsudon. Luchando con los ninjas del copo de nieve...
—Esta claro que si fallas una y otra y otra vez, hay algo que no estas haciendo bien, pero no creo que sea nada malo fallar alguna vez.
Yo no había fracasado ninguna misión y aún así me había considerado a mi mismo lo peor de lo peor. A veces lo sentía todavía. Que yo estaba en el fondo. A bajo del todo de la cadena de poder. Con todos los demás arriba del todo. Inalcanzables.
Sin embargo, había llegado a ver la luz. Había visto como, sujetándome a la mano que me tendrían mis amigos, como Datsue o Katsudon, o a la mano que me tendía Yuuna, podía escalar esa montaña.
—Muchas veces nos tropezamos, nos caemos, y pensamos que ya no merece la pena continuar y llegar hasta el final, pero olvidamos que lo importante no es llegar lo antes posible, lo importante es el camino que recorremos, como lo hacemos, con quién lo hacemos.
Yo mismo era un ejemplo de la primera parte. Había tirado la toalla, me había tropezado como ninja, no había sabido continuar el camino, y mi solución había sido devolver la bandada y dar media vuelta.
Esa pregunta tampoco era sencilla. Había muchos factores a tener en cuenta. ¿La había fallado por que había sufrido un percance? ¿Los enemigos eran mas fuertes de lo esperado por el rango de la misión?
—Esa pregunta también es difícil de responder. Somos seres humanos, podemos equivocarnos, meter la pata hasta el fondo.
Y yo era el primero que lo había hecho. No es que mi viaje con Katsudon fuera una misión. Pero si que era importante para Uzushiogakure. Y yo había metido la pata muchas veces. Con los samuráis. Con Yuuna. Con Katsudon. Luchando con los ninjas del copo de nieve...
—Esta claro que si fallas una y otra y otra vez, hay algo que no estas haciendo bien, pero no creo que sea nada malo fallar alguna vez.
Yo no había fracasado ninguna misión y aún así me había considerado a mi mismo lo peor de lo peor. A veces lo sentía todavía. Que yo estaba en el fondo. A bajo del todo de la cadena de poder. Con todos los demás arriba del todo. Inalcanzables.
Sin embargo, había llegado a ver la luz. Había visto como, sujetándome a la mano que me tendrían mis amigos, como Datsue o Katsudon, o a la mano que me tendía Yuuna, podía escalar esa montaña.
—Muchas veces nos tropezamos, nos caemos, y pensamos que ya no merece la pena continuar y llegar hasta el final, pero olvidamos que lo importante no es llegar lo antes posible, lo importante es el camino que recorremos, como lo hacemos, con quién lo hacemos.
Yo mismo era un ejemplo de la primera parte. Había tirado la toalla, me había tropezado como ninja, no había sabido continuar el camino, y mi solución había sido devolver la bandada y dar media vuelta.