25/02/2020, 23:03
Hana aceptó sin problemas la disculpa de Ranko (o más bien, le dijo que no tenía que pedirlas) y le instó a usar su nombre de pila. A Ranko de tranquilizó que la rubia no reparase tanto en su nerviosismo a describir a Mei, aunque le decepcionó de nuevo que la chica no la conociera.
Ranko se volteó para escuchar la opinión de Daigo, pero él ya no estaba tras de ellas. Una alarma se disparó dentro de la kunoichi.
—¿Daigo-san? —llamó la Kusajin.
La de la trenza detuvo su andar y, mientras Hana sospechaba que era una broma, escudriñó el follaje que los rodeaba. Verde, verde y más verde. Alguno de esos matorrales bien podría ser la cabellera del boxeador. ¿Les estaría tendiendo una trampa o haciendo algún chiste? Ranko no lo conocía lo suficiente como para aseverar una u otra cosa. ¿Acaso se acababa de perder Daigo por segunda vez consecutiva, mientras estaba siguiendo a alguien a un metro de distancia?
"No, no creo que sea tan despistado… ¿Y si fue alguien? ¿O algo?"
—No te separes de mí, Hana-san —dijo en tono serio. La urgencia de la situación había borrado la mayoría de la pena de su voz —. Re-retrocederemos un poco para buscarlo, ¿Te parece?
Ranko, después de dar media vuelta, regresaría sobre sus pasos, con los músculos tensados y las manos listas para contraatacar. Cada tantos segundos voltearía para asegurarse de que la Uzujin seguía a su lado o detrás suyo.
—¡Daigo-san! —alzó la voz, esperando no atraer nada (o a nadie) indeseable.
Ranko se volteó para escuchar la opinión de Daigo, pero él ya no estaba tras de ellas. Una alarma se disparó dentro de la kunoichi.
—¿Daigo-san? —llamó la Kusajin.
La de la trenza detuvo su andar y, mientras Hana sospechaba que era una broma, escudriñó el follaje que los rodeaba. Verde, verde y más verde. Alguno de esos matorrales bien podría ser la cabellera del boxeador. ¿Les estaría tendiendo una trampa o haciendo algún chiste? Ranko no lo conocía lo suficiente como para aseverar una u otra cosa. ¿Acaso se acababa de perder Daigo por segunda vez consecutiva, mientras estaba siguiendo a alguien a un metro de distancia?
"No, no creo que sea tan despistado… ¿Y si fue alguien? ¿O algo?"
—No te separes de mí, Hana-san —dijo en tono serio. La urgencia de la situación había borrado la mayoría de la pena de su voz —. Re-retrocederemos un poco para buscarlo, ¿Te parece?
Ranko, después de dar media vuelta, regresaría sobre sus pasos, con los músculos tensados y las manos listas para contraatacar. Cada tantos segundos voltearía para asegurarse de que la Uzujin seguía a su lado o detrás suyo.
—¡Daigo-san! —alzó la voz, esperando no atraer nada (o a nadie) indeseable.
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