26/02/2020, 02:11
En vista de que el alcohol no era lo suyo, el Inuzuka optó por un ardid bastante ingenioso para imitar a la perfección a un ebrio. No estaba etílico, pero las personas a su alrededor su actuación era tan convincente que le creían. La gente aparecía espantada, pues quizás era un pueblo pobre pero al menos era tranquilo. Además que pocos podían permitirse el lujo de ingerir licor aunque fuese de baja calidad.
Una madre le tapó los ojos a su hija y la cargó rápidamente en brazos para esconderse tras su casa. Los trabajadores madrugadores se quedaban atónitos, quizá sintiendo vergüenza ajena de que alguien tan joven se estuviese perdiendo en el camino de la bebida. Eso sí, casi nadie se atrevía a asomarse a decirle algo por miedo a los músculos que este se echaba encima.
Sin embargo, el Inuzuka lograría percatarse de algo: parecía que le seguían.
Dos siluetas, a veces entre las calles, o escondiéndose tras alguna esquina. De entre todos los curiosos, aquel par parecía estarlo vigilando con sumo interés. Sin embargo, en algún momento alguien finalmente se dignó a dirigirle la palabra.
Un hombre de al menos unos cuarenta años, acompañado de un sujeto que se le hacía familiar. Tal vez a duras penas lo recordaba por las prisas, pero le sonaba quizá haberlo visto con Búho, siendo uno de los dos que habían previamente huido durante el incidente de la madrugada. Mantenía la cabeza gacha, y caminaba casi escondiéndose detrás del otro hombre.
—¡OEH!— Llamó su atención el mayor. Vestía quizá un poco mejor que el promedio de los habitantes, estaba bien peinado y tenía un simpático y formal bigote. No parecía ser alguien especial, pero se miraba como un hombre serio. Tenía un pelo grisáceo que no parecía encajar con la juventud de su rostro, el cuál parecía enojado. —¿Quién eres, forastero? ¿Qué montando escándalo a estas horas?
El otro hombre, jugaba nervioso con sus manos, sudando, negándose a ver a la cara a Etsu.
Una madre le tapó los ojos a su hija y la cargó rápidamente en brazos para esconderse tras su casa. Los trabajadores madrugadores se quedaban atónitos, quizá sintiendo vergüenza ajena de que alguien tan joven se estuviese perdiendo en el camino de la bebida. Eso sí, casi nadie se atrevía a asomarse a decirle algo por miedo a los músculos que este se echaba encima.
Sin embargo, el Inuzuka lograría percatarse de algo: parecía que le seguían.
Dos siluetas, a veces entre las calles, o escondiéndose tras alguna esquina. De entre todos los curiosos, aquel par parecía estarlo vigilando con sumo interés. Sin embargo, en algún momento alguien finalmente se dignó a dirigirle la palabra.
Un hombre de al menos unos cuarenta años, acompañado de un sujeto que se le hacía familiar. Tal vez a duras penas lo recordaba por las prisas, pero le sonaba quizá haberlo visto con Búho, siendo uno de los dos que habían previamente huido durante el incidente de la madrugada. Mantenía la cabeza gacha, y caminaba casi escondiéndose detrás del otro hombre.
—¡OEH!— Llamó su atención el mayor. Vestía quizá un poco mejor que el promedio de los habitantes, estaba bien peinado y tenía un simpático y formal bigote. No parecía ser alguien especial, pero se miraba como un hombre serio. Tenía un pelo grisáceo que no parecía encajar con la juventud de su rostro, el cuál parecía enojado. —¿Quién eres, forastero? ¿Qué montando escándalo a estas horas?
El otro hombre, jugaba nervioso con sus manos, sudando, negándose a ver a la cara a Etsu.
![[Imagen: 7FT8VMk.gif]](https://i.imgur.com/7FT8VMk.gif)
