26/02/2020, 02:36
Para su suerte su táctica de desviar el centro de la conversación había funcionado. "Puffff..." Pocas veces había sentido tanto alivio con ello, además de indicarle que no estaban demasiado lejos de la vivienda de la kunoichi, aunque el tono empleado por la kunoichi al final era para darle un escalofrío. "No quisiera estar en el sitio de Amedama..." Suspiró, aunque luego la alegría de la kunoichi le hizo bajar de las nubes.
—Oh pues, nos conocimos cuando yo andaba cantando en la ciudad de los Herreros allá en el país del Remolino — Comentó mientras caminaban. —Al parecer a ella le interesó, oh...— Por instinto se llevó la mano a la espalda, aunque ahí no estaba el peso de su preciada Doncella. —Mierda, la dejé en mi habitación —. Habló consigo mismo. —¿Cómo te lo explico sin enseñártela? Bueno, mi guitarra, Otome, que también es un hacha... Algún día la vas a ver, que ahora mismo no quiero volver a ver la cara de rabia de mamá — Se encogió de hombros y sonrió. —El asunto está en que Uzumaki y yo terminamos hablando de que ella buscaba una nueva arma y me pidió consejo y esas cosas— Y entonces de pronto el genin infló los cachetes y levantó el brazo y lo movió de arriba a abajo en señal de molestia.
—Y luego ella también me dijo que le gustaba la música y esas cosas. ¡Y luego me vengo a enterar que tú y ella fueron las ganadoras del Segundo Lugar en el festival de música de Tanzaku— Se cruzó de brazos sin quitar la cara de puchero. —¡Y ella me dijo que no sólo eras de las mejores cantantes de Amegakure sino que de Ōnindo entero!— Entrecerró los ojos y observó a Ayame mientras seguían andando. —¿Por qué no me lo habías dicho? ¡Ni siquiera aceptaste mi invitación en el karaoke cuando te dije que fueras a cantar! ¿Es que no te gustan los escenarios pequeños o qué?— Se quedó expectante ante la respuesta.
—Oh pues, nos conocimos cuando yo andaba cantando en la ciudad de los Herreros allá en el país del Remolino — Comentó mientras caminaban. —Al parecer a ella le interesó, oh...— Por instinto se llevó la mano a la espalda, aunque ahí no estaba el peso de su preciada Doncella. —Mierda, la dejé en mi habitación —. Habló consigo mismo. —¿Cómo te lo explico sin enseñártela? Bueno, mi guitarra, Otome, que también es un hacha... Algún día la vas a ver, que ahora mismo no quiero volver a ver la cara de rabia de mamá — Se encogió de hombros y sonrió. —El asunto está en que Uzumaki y yo terminamos hablando de que ella buscaba una nueva arma y me pidió consejo y esas cosas— Y entonces de pronto el genin infló los cachetes y levantó el brazo y lo movió de arriba a abajo en señal de molestia.
—Y luego ella también me dijo que le gustaba la música y esas cosas. ¡Y luego me vengo a enterar que tú y ella fueron las ganadoras del Segundo Lugar en el festival de música de Tanzaku— Se cruzó de brazos sin quitar la cara de puchero. —¡Y ella me dijo que no sólo eras de las mejores cantantes de Amegakure sino que de Ōnindo entero!— Entrecerró los ojos y observó a Ayame mientras seguían andando. —¿Por qué no me lo habías dicho? ¡Ni siquiera aceptaste mi invitación en el karaoke cuando te dije que fueras a cantar! ¿Es que no te gustan los escenarios pequeños o qué?— Se quedó expectante ante la respuesta.