28/02/2020, 21:16
—Sí, sí, gracias por los cumplidos. Entiendo un poco tu posición: eres un chico que se ha embarcado en un largo viaje para conocer a alguien capaz de enseñarle algo y hacerle más “fuerte y sabio”. —No se le notaba muy contenta por así decirlo. — Sin embargo, ¿sabes cuantos como tu han venido buscando lo mismo? Todos son iguales: creen que ser ninja es lo máximo y lo único que tienen; y por eso a todos les he respondido igual, pidiéndoles que se vayan... Dime, tu que por suerte llegaste hasta aquí, ¿Por qué habría de darte lo que quieres?
Takumi se quedó extrañado, entendía que ella estuviera cansada de recibir infinidad de personas a diario, deseosos de dialogar con ella; lo que llevaría al agotamiento incluso a la persona con la mayor voluntad sobre todo Ōnindo. Pero el genin estaba tranquilo y con aquella particular calma suya respondió amablemente.
—Lógicamente no le puedo obligar a recibirme, diga lo que diga si usted no lo considera adecuado va a ser imposible que mi objetivo se cumpla, pero aun así no está del todo acertada en tanto al por qué la busco. —Dio un trago a la sopa de miso y dejó la taza en la mesa. —Sí, es verdad que busco hacerme más fuerte y sabio, pero no es ni mucho menos porque piense que ser shinobi es lo mejor a lo que uno podría aspirar. No me habría metido en la academia de niños soldado —Comentó jocosamente. — si no fuera un trámite necesario, mi objetivo es mucho mayor y la forma más sencilla de conseguirlo en este mundo es siendo un gran shinobi, con un gran poder.
»Y este objetivo, antes de que me pregunte, es conseguir una paz real; pese a la Alianza de las Tres Grandes que hay ahora, en los países que no cuentan con una Aldea Ninja esa es una paz irreal. Observe la manera en la que vive la mayoría de la población aquí en Notsuba, o cómo vive la gente en mi natal Inaka en el País del Viento. El pueblo de Ōnindo, en su gran mayoría vive mal, no hay justicia ni paz real si no tienes la suerte de nacer en una familia rica o en una Aldea. —Dijo esto con una mirada muy seria.
»Sé que esto puede ser tachado de utópico e irreal, pero no por eso he de dejar de luchar por ello, luchar para que todo el mundo viva en equidad. —Y al finalizar volvió a agarrar la taza, bebiendo más sopa mientras esperaba a que Kamahora Saki dictara sentencia.
Takumi se quedó extrañado, entendía que ella estuviera cansada de recibir infinidad de personas a diario, deseosos de dialogar con ella; lo que llevaría al agotamiento incluso a la persona con la mayor voluntad sobre todo Ōnindo. Pero el genin estaba tranquilo y con aquella particular calma suya respondió amablemente.
—Lógicamente no le puedo obligar a recibirme, diga lo que diga si usted no lo considera adecuado va a ser imposible que mi objetivo se cumpla, pero aun así no está del todo acertada en tanto al por qué la busco. —Dio un trago a la sopa de miso y dejó la taza en la mesa. —Sí, es verdad que busco hacerme más fuerte y sabio, pero no es ni mucho menos porque piense que ser shinobi es lo mejor a lo que uno podría aspirar. No me habría metido en la academia de niños soldado —Comentó jocosamente. — si no fuera un trámite necesario, mi objetivo es mucho mayor y la forma más sencilla de conseguirlo en este mundo es siendo un gran shinobi, con un gran poder.
»Y este objetivo, antes de que me pregunte, es conseguir una paz real; pese a la Alianza de las Tres Grandes que hay ahora, en los países que no cuentan con una Aldea Ninja esa es una paz irreal. Observe la manera en la que vive la mayoría de la población aquí en Notsuba, o cómo vive la gente en mi natal Inaka en el País del Viento. El pueblo de Ōnindo, en su gran mayoría vive mal, no hay justicia ni paz real si no tienes la suerte de nacer en una familia rica o en una Aldea. —Dijo esto con una mirada muy seria.
»Sé que esto puede ser tachado de utópico e irreal, pero no por eso he de dejar de luchar por ello, luchar para que todo el mundo viva en equidad. —Y al finalizar volvió a agarrar la taza, bebiendo más sopa mientras esperaba a que Kamahora Saki dictara sentencia.