Entrenamiento sorpresa

[Uzumaki Eri]

— Está bien. Pues hablamos en breves, Eri-sensei.

Eri asintió y esperó a que Hana bajase del tejado y se dejase de ver en su rango de visión para que ella misma se fuera. Bajó del tejado y fue caminando, dándole tiempo a su pupila para llegar y poder hacerlo de forma tranquila.

Se cruzó con un par de personas a las que saludó y luego continuó su camino, sin recibir ningún tipo de señal por parte de la kunoichi rubia. El día era bueno y la primavera ya comenzaba a hacer sus cosas en los árboles más cercanos, incluso tímidas flores asomaban sus pétalos al sol con cuidado por si acaso el frío volvía a acechar y marchitaba su tallo. Eri se cruzó de brazos, y en lo que dobló una esquina, ya divisó su casa.

Aunque se esperó a llegar, solo por precaución. Le daría unos pocos minutos y si no, tendría que ir a su casa a revisar el sello.