3/03/2020, 20:20
—Les creo —Aunque parecían haber malinterpretado el mensaje. En ningún momento dijimos que Kurama había matado a Gyuki, aunque, en el fondo, nosotros si que le culpabamos de su muerte.—. Yo también tengo un mensaje para ustedes:
Pero no me atreví a interrumpir al Bijuu.
»Kurama y su ejército se esconde al norte del País de la Tormenta, más allá de la Cordillera Tsukima. En un hotel al norte de Yukio, llamado Alba del Invierno, un humano llamado Maimai sabrá más al respecto. Eso es todo lo que sé, hagan con esa información lo que les plazca.
Esa información... Esa información tendría que llegar hasta Datsue. Y sobretodo, hasta Hanabi. Luego... Que hicieran lo que quisieran con ella, como había dicho Kokuō, aunque a mi también me interesaba.
—¡¿¡¿CÓMOOOOO?!?! —Ayame Tambien pareció sorprenderse ante la noticia.—. ¡¿Pero cómo no has dicho nada hasta ahora?!
—Porque no tenía razones para darle esta información a unos humanos como ustedes —Normal. Despues de lo que les hicieron, según Gyūki, yo también me reservaría esas cosas.—. Ya lo dije en su momento, Señorita. A mí me dan igual los humanos, me da igual Kurama y sus aires de grandeza. Yo sólo deseaba vivir en paz.
Pues mientras Kurama campara a sus anchas, jamás conocería esa paz. O lo haría. Desde dentro de un jarrón.
—¿¡Y entonces qué es lo que ha cambiado para que ahora tengas otra opinión?
—Que ha alzado una de sus colas contra mis Hermanos. Y eso es imperdonable.
Si. Era el momento de corregir la confusión.
—Un momento por favor. Se que hay mucha información que asimilar, incluso para nosotros, pero no pasó como creeis que pasó. Dejadnos seguir con la historia de Gyūki.
Si. Era doloroso, y difícil de tragar. Pero hacer creer a Kokuō que sus hermanos se habían matado entre ellos me pericia hasta cruel. Inhumano.
—Gyūki dijo que Kurama quería revertirle el sello para hacerle ver La verdad. No se ni que es revertir el sello, ni a que se refería la verdad, pero entiendo que vosotros sí. —Dije refiriéndome a Ayame y Kokuō, Datsue había mencionado que ella sabía del tema. —Kurama buscaba que Gyūki colaborase con él, pero él y Hagane se habían echo buenos amigos, así que obviamente se negaron a dejar que eso sucediese.
»Aunque no te importe su conquista, si no estas de su parte, tu hermano considera que estas en su contra, y como sabes, mataros no sirve de nada, volverías a reaparecer, como le ha pasado a Gyūki.
Y además, mas furioso y con ganas de venganza. Lo cual era obvio que a ese zorro, que seguro era bastante listo, no le interesaba.
—Gyūki sugirió que lo que seguramente quisiera hacer Kurama con los que se le opusieran, seria encerrarlos en una vasija, donde nadie pudiese encontrarlos. Para evitar que ésto sucediese con Gyūki, Hagane no tuvo mas remedio que...
Tragué saliva. Las palabras se me habían quedado atascadas en la garganta. Era más fácil pensar en decirlo, que hacerlo. Y entonces ella se me adelantó y terminó mis palabras.
—No tuvo mas remedio que practicarse el seppuku.
Oír a una hija decir eso de su padre era tan doloroso como atravesarse el corazón con una espada.
Le apreté de nuevo la mano, esta vez un poco más fuerte, y recibí una respuesta de su parte cuando me devolvió el apretón.
Pero no me atreví a interrumpir al Bijuu.
»Kurama y su ejército se esconde al norte del País de la Tormenta, más allá de la Cordillera Tsukima. En un hotel al norte de Yukio, llamado Alba del Invierno, un humano llamado Maimai sabrá más al respecto. Eso es todo lo que sé, hagan con esa información lo que les plazca.
Esa información... Esa información tendría que llegar hasta Datsue. Y sobretodo, hasta Hanabi. Luego... Que hicieran lo que quisieran con ella, como había dicho Kokuō, aunque a mi también me interesaba.
—¡¿¡¿CÓMOOOOO?!?! —Ayame Tambien pareció sorprenderse ante la noticia.—. ¡¿Pero cómo no has dicho nada hasta ahora?!
—Porque no tenía razones para darle esta información a unos humanos como ustedes —Normal. Despues de lo que les hicieron, según Gyūki, yo también me reservaría esas cosas.—. Ya lo dije en su momento, Señorita. A mí me dan igual los humanos, me da igual Kurama y sus aires de grandeza. Yo sólo deseaba vivir en paz.
Pues mientras Kurama campara a sus anchas, jamás conocería esa paz. O lo haría. Desde dentro de un jarrón.
—¿¡Y entonces qué es lo que ha cambiado para que ahora tengas otra opinión?
—Que ha alzado una de sus colas contra mis Hermanos. Y eso es imperdonable.
Si. Era el momento de corregir la confusión.
—Un momento por favor. Se que hay mucha información que asimilar, incluso para nosotros, pero no pasó como creeis que pasó. Dejadnos seguir con la historia de Gyūki.
Si. Era doloroso, y difícil de tragar. Pero hacer creer a Kokuō que sus hermanos se habían matado entre ellos me pericia hasta cruel. Inhumano.
—Gyūki dijo que Kurama quería revertirle el sello para hacerle ver La verdad. No se ni que es revertir el sello, ni a que se refería la verdad, pero entiendo que vosotros sí. —Dije refiriéndome a Ayame y Kokuō, Datsue había mencionado que ella sabía del tema. —Kurama buscaba que Gyūki colaborase con él, pero él y Hagane se habían echo buenos amigos, así que obviamente se negaron a dejar que eso sucediese.
»Aunque no te importe su conquista, si no estas de su parte, tu hermano considera que estas en su contra, y como sabes, mataros no sirve de nada, volverías a reaparecer, como le ha pasado a Gyūki.
Y además, mas furioso y con ganas de venganza. Lo cual era obvio que a ese zorro, que seguro era bastante listo, no le interesaba.
—Gyūki sugirió que lo que seguramente quisiera hacer Kurama con los que se le opusieran, seria encerrarlos en una vasija, donde nadie pudiese encontrarlos. Para evitar que ésto sucediese con Gyūki, Hagane no tuvo mas remedio que...
Tragué saliva. Las palabras se me habían quedado atascadas en la garganta. Era más fácil pensar en decirlo, que hacerlo. Y entonces ella se me adelantó y terminó mis palabras.
—No tuvo mas remedio que practicarse el seppuku.
Oír a una hija decir eso de su padre era tan doloroso como atravesarse el corazón con una espada.
Le apreté de nuevo la mano, esta vez un poco más fuerte, y recibí una respuesta de su parte cuando me devolvió el apretón.