6/03/2020, 22:30
Lo cierto es que pasar desapercibido en aquel sitio siendo él como era se había convertido en la mayor de sus preocupaciones... Desde luego, alguien alto, de piel terriblemente blanca y con aquellos rasgos tan poco desérticos o curtidos por el sol le delataban claramente como un excéntrico extranjero del que desconfiarían sin dudar nada más verle. Fue en ese instante aún dentro de la taberna cuando se quitó su bandana y la guardó en su portaobjetos, mientras pensaba en una justificación convincente para poder estar allí y que no les persiguiera la mitad del cuerpo de guardia, eso en caso de que le dejasen atravesar las puertas...
-Llámame Kimura Hinosuke, por ejemplo... En cuanto a eso... Es lo único que se me ocurre para que alguien como yo vaya con un "lugareño" por Inaka... ¿Tú tienes alguna otra idea? -Preguntó, quizás no era la mejor idea del mundo, pero al menos a él no se le ocurría nada mejor -Creo que deberíamos partir... Solo tengo que llenar unos odres de agua y podemos ir a por el tren... -Dijo acabándose el te de un trago y dejando unas monedas para pagar ambos tes sobre la mesa -A este invito yo... -Dijo caminando hacia la puerta y levantando la mano para despedirse del cantinero.
Caminaría, habiendo esperado a su compañero hasta la orilla del río para llenar sus odres, simplemente dos y no muy grandes, lo justo para quitarse la sed el tiempo que durase el viaje. Tras esto, iría hacia la estación, el viaje comenzaba...
-Llámame Kimura Hinosuke, por ejemplo... En cuanto a eso... Es lo único que se me ocurre para que alguien como yo vaya con un "lugareño" por Inaka... ¿Tú tienes alguna otra idea? -Preguntó, quizás no era la mejor idea del mundo, pero al menos a él no se le ocurría nada mejor -Creo que deberíamos partir... Solo tengo que llenar unos odres de agua y podemos ir a por el tren... -Dijo acabándose el te de un trago y dejando unas monedas para pagar ambos tes sobre la mesa -A este invito yo... -Dijo caminando hacia la puerta y levantando la mano para despedirse del cantinero.
Caminaría, habiendo esperado a su compañero hasta la orilla del río para llenar sus odres, simplemente dos y no muy grandes, lo justo para quitarse la sed el tiempo que durase el viaje. Tras esto, iría hacia la estación, el viaje comenzaba...