7/03/2020, 14:44
—En otra situación te diría que no te molestaras por ello y que yo pagaba pero la verdad es que tengo los bolsillos con más polvo que el desierto del País del Viento—broméo, y Ayame soltó una risilla.
—Oh, vamos, después de aparecer así en tu casa es lo mínimo que te debo —Insistió. Y eso por no mencionar el pequeño detalle de que se había olvidado momentáneamente de él con el susto que se había llevado.
—¿Sabes? Uzumaki tampoco me dejó pagar la cuenta cuando fuimos a tomarnos unas bebidas. ¡No me gusta que siempre sean los demás quienes me anden invitando! Aunque esta vez no puedo rechazarlo. Tú y ella se parecen bastante —comentó al aire.
«¿Me parezco a Eri?» Se repitió para sí misma, ruborizándose ligeramente.
—Ya que te ofreciste elige tú lo que vas a pedir para los dos, no frecuento sitios así por lo que no sé realmente que pedir.
—¿Seguro? Puedes elegir cualquier cosa: hay batidos de muchos sabores, pasteles, dulces... ¡Cualquier cosa que puedas imaginar! Yo suelo pedir un batido de chocolate y un taiyaki pero no tienes por qué seguirme —Rio, antes de abrir la puerta y entrar en el local—. ¡Hola, Kiroe! ¿Está Daruu por aquí? —preguntó, repentinamente más seria y sombría—. Tengo... algo que hablar con él.
—Oh, vamos, después de aparecer así en tu casa es lo mínimo que te debo —Insistió. Y eso por no mencionar el pequeño detalle de que se había olvidado momentáneamente de él con el susto que se había llevado.
—¿Sabes? Uzumaki tampoco me dejó pagar la cuenta cuando fuimos a tomarnos unas bebidas. ¡No me gusta que siempre sean los demás quienes me anden invitando! Aunque esta vez no puedo rechazarlo. Tú y ella se parecen bastante —comentó al aire.
«¿Me parezco a Eri?» Se repitió para sí misma, ruborizándose ligeramente.
—Ya que te ofreciste elige tú lo que vas a pedir para los dos, no frecuento sitios así por lo que no sé realmente que pedir.
—¿Seguro? Puedes elegir cualquier cosa: hay batidos de muchos sabores, pasteles, dulces... ¡Cualquier cosa que puedas imaginar! Yo suelo pedir un batido de chocolate y un taiyaki pero no tienes por qué seguirme —Rio, antes de abrir la puerta y entrar en el local—. ¡Hola, Kiroe! ¿Está Daruu por aquí? —preguntó, repentinamente más seria y sombría—. Tengo... algo que hablar con él.