7/03/2020, 21:58
El corazón de Ranko se aceleró de la emoción. ¡Flautista-san le estaba respondiendo! ¿Debería de salir al balcón? No, sintió que aquella conexión había comenzado con música, y debía continuar con música, al menos por el momento.
Lo que Flautista-san le decía en ese momento era triste. No, melancólico. Sintió como si caminara por un bosque, lleno de árboles sin hojas, pero que de alguna manera tapan el sol con sus ramas torcidas. Sintió el aire frío de una mañana solitaria, mientras caminaba entre raíces negras y hojas otoñales, sin el ruido de las aves y los animales. Era hermoso, pero le hacía sentir levemente acongojada.
"No, no siento como si estuviese en ese bosque. Es como si de repente me hubiese dado cuenta de que estoy en ese bosque..."
Disfrutó de aquel sentimiento sombrío, pero bello, de Flautista-san, hasta que percibió que disminuía y le estaba dando pie para que contestara. Ranko se concentró en las últimas notas de su compañero músico y se acompasó a ellas para tocar su parte.
Su melodía fue más calmada que antes. Era relajada, tranquila como una mañana tardía en el bosque, como el viento que acabase de secar el rocío, como un día de té en medio del bosque, con aves cantando a la distancia. Era familiar y cálida, aunque no veloz. Era la familia de Ranko comiendo junta en el jardín.
Esperaba que Flautista-san comprendiera su mensaje. Al final, dejaría una nota larga, dándole pie a su compañero de continuar. A cada intercambio, Ranko se giraba más hacia la puerta, pero sin animarse de dar un paso fuera hacia el balcón.
Lo que Flautista-san le decía en ese momento era triste. No, melancólico. Sintió como si caminara por un bosque, lleno de árboles sin hojas, pero que de alguna manera tapan el sol con sus ramas torcidas. Sintió el aire frío de una mañana solitaria, mientras caminaba entre raíces negras y hojas otoñales, sin el ruido de las aves y los animales. Era hermoso, pero le hacía sentir levemente acongojada.
"No, no siento como si estuviese en ese bosque. Es como si de repente me hubiese dado cuenta de que estoy en ese bosque..."
Disfrutó de aquel sentimiento sombrío, pero bello, de Flautista-san, hasta que percibió que disminuía y le estaba dando pie para que contestara. Ranko se concentró en las últimas notas de su compañero músico y se acompasó a ellas para tocar su parte.
Su melodía fue más calmada que antes. Era relajada, tranquila como una mañana tardía en el bosque, como el viento que acabase de secar el rocío, como un día de té en medio del bosque, con aves cantando a la distancia. Era familiar y cálida, aunque no veloz. Era la familia de Ranko comiendo junta en el jardín.
Esperaba que Flautista-san comprendiera su mensaje. Al final, dejaría una nota larga, dándole pie a su compañero de continuar. A cada intercambio, Ranko se giraba más hacia la puerta, pero sin animarse de dar un paso fuera hacia el balcón.
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