8/03/2020, 20:14
—N-no. N-n-no creo. N-no sé. L-lo siento, Hana-san. Respondí, p-pero no pregunté qué pensabas tú... ¿Crees que... Crees que deberíamos de ir tras... él?
Hana empezó a negar con la cabeza en movimientos breves mientras contestaba:
— No, no, no, no, no, no, no, no, no. Así estamos bien, gracias, es decir, todo lo bien que puedes estar cuando ha desaparecido un chico que estaba literalmente aquí hace un minuto en mitad del bosque, perdidas, sin idea alguna de lo que nos depara en la maleza. — seguía mirando el lugar por el que había aparecido y desaparecido el extraño espectro.
Tal vez fuese porque tras callar apreciaba más los sonidos del bosque, pero en cuanto dejó de hablar oyó algo. Algo que procedía del alma misma del bosque, algo... sobrenatural.
—¡Sagisō-chaaaan, Himura-saaan!
—Hana-san... N-n-no quiero asustarte, pero p-parece que hay algo allí. E-en el bosque. ¿L-lo escuchas?
La rubia hubiese preferido ignorar la llamada, pero que Ranko también lo hubiese escuchado era señal de que no estaba tan loca como se había planteado en un primer momento. Realmente las estaba llamando el lugar. Con un susurro helado entre los arboles, Hana volvió a esconderse tras la kusajin, aunque se sentía bastante menos segura ya que no sabía muy bien en qué dirección esconderse de algo que estaba en todas direcciones como era el bosque.
— No creo que nos llame para-para-para tomar el té, pre-precisamente. — ¿y si el bosque se enfadaba por no hacerle caso? — ¿Qué hacemos?
Miraba de un lado a otro, tan atenta como antes. Hana sentía que su aporte a la situación estaba siendo entre nulo y escaso, pero lo cierto es que entre el frio que hacía y la desaparición de Daigo sin dejar rastro alguno, contando con la aparición de un espectro. Aquel bosque era demasiado turbio para ella, si salía de ahí, no volvía a meterse en ningún bosque que no fuese el de la Hoja o los que conocía.
Hana empezó a negar con la cabeza en movimientos breves mientras contestaba:
— No, no, no, no, no, no, no, no, no. Así estamos bien, gracias, es decir, todo lo bien que puedes estar cuando ha desaparecido un chico que estaba literalmente aquí hace un minuto en mitad del bosque, perdidas, sin idea alguna de lo que nos depara en la maleza. — seguía mirando el lugar por el que había aparecido y desaparecido el extraño espectro.
Tal vez fuese porque tras callar apreciaba más los sonidos del bosque, pero en cuanto dejó de hablar oyó algo. Algo que procedía del alma misma del bosque, algo... sobrenatural.
—¡Sagisō-chaaaan, Himura-saaan!
—Hana-san... N-n-no quiero asustarte, pero p-parece que hay algo allí. E-en el bosque. ¿L-lo escuchas?
La rubia hubiese preferido ignorar la llamada, pero que Ranko también lo hubiese escuchado era señal de que no estaba tan loca como se había planteado en un primer momento. Realmente las estaba llamando el lugar. Con un susurro helado entre los arboles, Hana volvió a esconderse tras la kusajin, aunque se sentía bastante menos segura ya que no sabía muy bien en qué dirección esconderse de algo que estaba en todas direcciones como era el bosque.
— No creo que nos llame para-para-para tomar el té, pre-precisamente. — ¿y si el bosque se enfadaba por no hacerle caso? — ¿Qué hacemos?
Miraba de un lado a otro, tan atenta como antes. Hana sentía que su aporte a la situación estaba siendo entre nulo y escaso, pero lo cierto es que entre el frio que hacía y la desaparición de Daigo sin dejar rastro alguno, contando con la aparición de un espectro. Aquel bosque era demasiado turbio para ella, si salía de ahí, no volvía a meterse en ningún bosque que no fuese el de la Hoja o los que conocía.