9/03/2020, 18:08
—Es... es horrib...
La Amejin ni siquiera a llego a terminar la frase, y no por que se le hubieran atragantado las palabras como a mí, no.
Fue por que el aire se volvió pesado y cargado de repente. Una sensación de terror e inseguridad que no había sentido jamas me recorrió el cuerpo de arriba a abajo cuando el bijuu destruyó un árbol de un coletazo.
—¡¿ENCERRANOS?!
Las manos me temblaban. Las piernas también. El instinto me decía que saliera de allí corriendo y el cerebro que por lo menos desenvainara la espada para defenderme. Pero el cuerpo ni obedecía.
¿Eso era lo que había sentido Yuuna cuando estuvo frente a Kurama? De ser así...
—¡Kokuō, relájate, por favor!
No me tranquilizaba para nada que ni siquiera Ayame fuera capaz de calmarla. Al parecer mis palabras habían desatado una tormenta que no parecía obedecer ni a un ninja de Ame.
—¡¿ACASO PIENSA HACERNOS LO MISMO QUE NOS HACEN LOS HUMANOS?! ¡¿A ESO SE HA REBAJADO?!
Eso es lo que había sugerido Gyūki. ¿Pero que culpa tenia yo? Solo era un mensajero.
—¡ES IMPERDONABLE!
Ayame se interpuso delante del Bijuu. ¿Acaso pensaba atacarnos a nosotros?
—¡Kokuō! ¡Buscaremos la manera! ¿Vale? ¡No permitiremos que Kurama ni ninguno de sus Generales se salgan con la suya! ¿De acuerdo? Lucharemos todos juntos.
Las palabras de Ayame parecieron calmarlo o calamarla. Menos mal que mi cuerpo no había hecho ni caso a mi cerebro y no había desevainado la espada, por que quizás habría empeorado las cosas.
—Lucharemos juntas
Suspiré aliviado por el desenlace.
—Nunca jamas habia visto pasar mi vida por delante de mi tan rápido. — No pude evitar decir. —Menos mal que eso de matar al mensajero ya esta pasado de moda.
—¡Reiji! —Yuuna me estaba regañado, parecía que no le había hecho gracia el chiste. Tendría que trabajar mas mi humor.
—Perdón, perdón. Que el ambiente estaba muy tenso.
Y no había podido evitarlo. Me había salido solo, como cuando se me había escapado que era pequeñito.
—En fin, esa era la historia de Gyūki. Ahora el mensaje que me dió para sus hermanos. Dijo que antes de morir, vuestro padre os advirtió de un mal que azotaria Oonindo, y que pensabais, con razón, que se trataba de los humanos. Sin embargo, Gyūki cree que Kurama se ha convertido en ese mal.
»Dijo que Kurama había sucumbido a la misma ambición que los lideras de las cinco antiguas grandes aldeas, y que para derrotarlo tendrías que luchar junto a nosotros, los humanos, como vuestro padre os instruyo. No solo tu y Ayame, ni Shukaku y datsue. Todos juntos. Humanos y Bijuus.
Esperaba que esta vez no se enfadase, por que había sido verdaderamente aterrador y una experiencia que no quería repetir. Pero pedirle a un ser al que los tuyos habían maltratado a lo largo de los siglos que colaborase era un poco...
Aunque ya había dicho que lucharía junto a Ayame. Pero claro, una cosa era su compañera, y otra, el resto de los humanos.
La Amejin ni siquiera a llego a terminar la frase, y no por que se le hubieran atragantado las palabras como a mí, no.
Fue por que el aire se volvió pesado y cargado de repente. Una sensación de terror e inseguridad que no había sentido jamas me recorrió el cuerpo de arriba a abajo cuando el bijuu destruyó un árbol de un coletazo.
—¡¿ENCERRANOS?!
Las manos me temblaban. Las piernas también. El instinto me decía que saliera de allí corriendo y el cerebro que por lo menos desenvainara la espada para defenderme. Pero el cuerpo ni obedecía.
¿Eso era lo que había sentido Yuuna cuando estuvo frente a Kurama? De ser así...
—¡Kokuō, relájate, por favor!
No me tranquilizaba para nada que ni siquiera Ayame fuera capaz de calmarla. Al parecer mis palabras habían desatado una tormenta que no parecía obedecer ni a un ninja de Ame.
—¡¿ACASO PIENSA HACERNOS LO MISMO QUE NOS HACEN LOS HUMANOS?! ¡¿A ESO SE HA REBAJADO?!
Eso es lo que había sugerido Gyūki. ¿Pero que culpa tenia yo? Solo era un mensajero.
—¡ES IMPERDONABLE!
Ayame se interpuso delante del Bijuu. ¿Acaso pensaba atacarnos a nosotros?
—¡Kokuō! ¡Buscaremos la manera! ¿Vale? ¡No permitiremos que Kurama ni ninguno de sus Generales se salgan con la suya! ¿De acuerdo? Lucharemos todos juntos.
Las palabras de Ayame parecieron calmarlo o calamarla. Menos mal que mi cuerpo no había hecho ni caso a mi cerebro y no había desevainado la espada, por que quizás habría empeorado las cosas.
—Lucharemos juntas
Suspiré aliviado por el desenlace.
—Nunca jamas habia visto pasar mi vida por delante de mi tan rápido. — No pude evitar decir. —Menos mal que eso de matar al mensajero ya esta pasado de moda.
—¡Reiji! —Yuuna me estaba regañado, parecía que no le había hecho gracia el chiste. Tendría que trabajar mas mi humor.
—Perdón, perdón. Que el ambiente estaba muy tenso.
Y no había podido evitarlo. Me había salido solo, como cuando se me había escapado que era pequeñito.
—En fin, esa era la historia de Gyūki. Ahora el mensaje que me dió para sus hermanos. Dijo que antes de morir, vuestro padre os advirtió de un mal que azotaria Oonindo, y que pensabais, con razón, que se trataba de los humanos. Sin embargo, Gyūki cree que Kurama se ha convertido en ese mal.
»Dijo que Kurama había sucumbido a la misma ambición que los lideras de las cinco antiguas grandes aldeas, y que para derrotarlo tendrías que luchar junto a nosotros, los humanos, como vuestro padre os instruyo. No solo tu y Ayame, ni Shukaku y datsue. Todos juntos. Humanos y Bijuus.
Esperaba que esta vez no se enfadase, por que había sido verdaderamente aterrador y una experiencia que no quería repetir. Pero pedirle a un ser al que los tuyos habían maltratado a lo largo de los siglos que colaborase era un poco...
Aunque ya había dicho que lucharía junto a Ayame. Pero claro, una cosa era su compañera, y otra, el resto de los humanos.