9/03/2020, 19:54
Lo que sucedió luego fue algo similar a lo que muchos llaman una prueba de confianza. Kaido se mantuvo impertérrito e inamovible hasta que la lanza le pasó por encima, una vez éste agachó la cabeza. El estruendo del fuego partió a la estatua que había amenazado con acabar la vida del escualo, siendo aquella la campana que daba inicio a una lucha de vida o muerte. Ryūnosuke acabó con dos de estas estatuas como si fuese rutina mientras el Umikiba hacía lo propio con la suya. El Ryūto agachó el cuerpo, dejó que la naginata pasara de largo; y envolvió su brazo derecho en el mango para mantenerla inmóvil. Acto seguido, subió su otra extremidad, ahora la izquierda, y apuntaló su dedo índice en la forma símil de una pistola. Una pistola mortífera que disparó una poderosa bala de agua a peligrosa quemarropa. Una bala que era capaz de atravesar todo, hasta la piedra más dura. Hasta la estatua más gélida.