10/03/2020, 13:53
Kaido se agachó, certero, justo a tiempo para dejar que la naginata pasase de largo rozando su hombro. Sujetó la empuñadura de esta con la diestra para mantenerla inmóvil, y con la zurda apuntó con un dedo al pecho de la estatua. Fue entonces cuando lo sintió. Un hormigueo en su brazo derecho. Un frío anestésico, que le dormía el brazo de arriba abajo. No, no se lo dormía…
… se lo congelaba. La escarcha siguió subiendo por su pecho, su…
La bala de agua salió disparada de su dedo y atravesó la coraza del guerrero glaciar, reventándolo en mil pedazos, y deteniendo el congelamiento. De hecho, Kaido todavía era capaz de mover el brazo derecho, pero tenía la mano tan helada que apenas era capaz de cerrarla.
Ryūnosuke salió dando grandes zancadas al pasillo exterior, y allí, ambos lo vieron. Decenas de guerreros glaciares viniendo hacia ellos. Todos aquellos que habían visto custodiando las puertas, ahora se movían, despacio pero sin pausa, hacia ellos. Desde el frente, y desde la espalda también. Treinta metros les separaba del gran portalón por el que habían entrado, y eso fue algo que pudieron deducir justo antes de que las llamas que manaban de los platillos a lo largo de todo el pasillo se extinguiesen de golpe.
La oscuridad les rodeó de golpe, y solo el espadón de Ryūnosuke impidió que los Ryūtōs quedasen sumidos en la más absoluta ceguera.
Kaido oyó pasos pesados muy cercanos a su espalda.
… se lo congelaba. La escarcha siguió subiendo por su pecho, su…
¡BAM!
La bala de agua salió disparada de su dedo y atravesó la coraza del guerrero glaciar, reventándolo en mil pedazos, y deteniendo el congelamiento. De hecho, Kaido todavía era capaz de mover el brazo derecho, pero tenía la mano tan helada que apenas era capaz de cerrarla.
Ryūnosuke salió dando grandes zancadas al pasillo exterior, y allí, ambos lo vieron. Decenas de guerreros glaciares viniendo hacia ellos. Todos aquellos que habían visto custodiando las puertas, ahora se movían, despacio pero sin pausa, hacia ellos. Desde el frente, y desde la espalda también. Treinta metros les separaba del gran portalón por el que habían entrado, y eso fue algo que pudieron deducir justo antes de que las llamas que manaban de los platillos a lo largo de todo el pasillo se extinguiesen de golpe.
La oscuridad les rodeó de golpe, y solo el espadón de Ryūnosuke impidió que los Ryūtōs quedasen sumidos en la más absoluta ceguera.
Kaido oyó pasos pesados muy cercanos a su espalda.
![[Imagen: MsR3sea.png]](https://i.imgur.com/MsR3sea.png)
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