11/03/2020, 11:32
La otra persona terminó saliendo al balcón, junto a ella, y las melodías se entrelazaron creando un dueto que recordaría toda su vida, como si ambos flautistas estuvieran destinados a hacer música juntos, como si las flautas estuvieran emparentadas la una con la otra y conocieran su voz aun sin haberse visto en la vida, y en su actuación, Eri sonrió.
Quizá era la paz que llevaba buscando mucho tiempo.
Nunca había tenido esperanza en ser buena música, ni si quiera se lo tomaba en serio la mayoría de las veces, pero ahí estaba, proporcionándole la tranquilidad tan ansiada que buscaba. Las notas volaban de su instrumento hasta el de su acompañante y ambas jugaban en el aire hasta zambullirse en sus oídos.
Pero todo tenía un fin.
Pese a que estaría así probablemente toda la noche, sus pulmones demandaban descanso, y ella, decayendo junto a su melodía, con una nota grave, dio por finalizada su actuación.
Tomó con ambas manos su flauta y la observó con detenimiento. Estaba muy agradecida a sus padres por todo lo que habían hecho por ella, y esa flauta, aquel trozo de madera decorado con flores de cerezo, era el legado que le había dejado su padre.
Sonrió.
—Gracias por acompañarme esta noche —murmuró en la penumbra. No a la flauta, sino a su acompañante.
No esperaba una respuesta, solo necesitaba saber que él o ella sabía que estaba agradecida.
Quizá era la paz que llevaba buscando mucho tiempo.
Nunca había tenido esperanza en ser buena música, ni si quiera se lo tomaba en serio la mayoría de las veces, pero ahí estaba, proporcionándole la tranquilidad tan ansiada que buscaba. Las notas volaban de su instrumento hasta el de su acompañante y ambas jugaban en el aire hasta zambullirse en sus oídos.
Pero todo tenía un fin.
Pese a que estaría así probablemente toda la noche, sus pulmones demandaban descanso, y ella, decayendo junto a su melodía, con una nota grave, dio por finalizada su actuación.
Tomó con ambas manos su flauta y la observó con detenimiento. Estaba muy agradecida a sus padres por todo lo que habían hecho por ella, y esa flauta, aquel trozo de madera decorado con flores de cerezo, era el legado que le había dejado su padre.
Sonrió.
—Gracias por acompañarme esta noche —murmuró en la penumbra. No a la flauta, sino a su acompañante.
No esperaba una respuesta, solo necesitaba saber que él o ella sabía que estaba agradecida.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)