12/03/2020, 23:23
La puerta se desplazó varios metros rodando sobre sí misma, labrando una pequeña cortina de polvo a su alrededor. Tras ello, Etsu admitió no saber cómo proceder. Por desgracia, el peliverde tampoco sabía como actuar contra los venenos. Estaban en una encruzijada. Pero ni corto ni perezoso, Daigo trató de ponerse nuevamente en pie. El rastas le ayudó, obviamente.
Hizo de tripas corazón, y se mantuvo a duras penas en pie. Sin embargo, no perdió la esperanza. Contra todo pronostico, se preocupó más en alentar a la pequeña y en darle instrucciones que en sí mismo. Etsu no tuvo más elección que sonreir...
«¡Así se habla!»
Daigo volvió su mirada al Inuzuka, y le preguntó si bajaban. El rastas afirmó con un gesto seco de cabeza, indicando su conformidad —Si, bajemos. —, para tras ello tomar la delantera. El de orbes verdes avanzó un poco, hasta poder vislumbrar que se trataba de una especie de escalera, con un pasillo que llevaba a algún lado de tonalidades verdosas. Bien podía ser la boca del infierno, pero los chicos estaban decididos en buscar supervivientes en esa catástrofe. Debían encontrar a los padres de la chica.
—Déjame ir delante con un poco de distancia. Podrían haber más trampas, estaré más atento. —aclaró a Daigo.
Concentrado, bajó por la entrada hasta topar con el dispositivo que había herido a su compañero. Se trataba de una trampa única, dispuesta solamente para joder. Chasqueó la lengua, y continuó avanzando por el pasillo. Estaba alerta por todo a su alrededor, e iba con paso cuidadoso, en pos de intentar no activar alguna trampa más.
Si nada lo impedía, se fumaría ese pasillo para terminar aclarando las dudas de qué era esa luz del final.
Hizo de tripas corazón, y se mantuvo a duras penas en pie. Sin embargo, no perdió la esperanza. Contra todo pronostico, se preocupó más en alentar a la pequeña y en darle instrucciones que en sí mismo. Etsu no tuvo más elección que sonreir...
«¡Así se habla!»
Daigo volvió su mirada al Inuzuka, y le preguntó si bajaban. El rastas afirmó con un gesto seco de cabeza, indicando su conformidad —Si, bajemos. —, para tras ello tomar la delantera. El de orbes verdes avanzó un poco, hasta poder vislumbrar que se trataba de una especie de escalera, con un pasillo que llevaba a algún lado de tonalidades verdosas. Bien podía ser la boca del infierno, pero los chicos estaban decididos en buscar supervivientes en esa catástrofe. Debían encontrar a los padres de la chica.
—Déjame ir delante con un poco de distancia. Podrían haber más trampas, estaré más atento. —aclaró a Daigo.
Concentrado, bajó por la entrada hasta topar con el dispositivo que había herido a su compañero. Se trataba de una trampa única, dispuesta solamente para joder. Chasqueó la lengua, y continuó avanzando por el pasillo. Estaba alerta por todo a su alrededor, e iba con paso cuidadoso, en pos de intentar no activar alguna trampa más.
Si nada lo impedía, se fumaría ese pasillo para terminar aclarando las dudas de qué era esa luz del final.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~