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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#25
La puerta se desplazó varios metros rodando sobre sí misma, labrando una pequeña cortina de polvo a su alrededor. Tras ello, Etsu admitió no saber cómo proceder. Por desgracia, el peliverde tampoco sabía como actuar contra los venenos. Estaban en una encruzijada. Pero ni corto ni perezoso, Daigo trató de ponerse nuevamente en pie. El rastas le ayudó, obviamente.

Hizo de tripas corazón, y se mantuvo a duras penas en pie. Sin embargo, no perdió la esperanza. Contra todo pronostico, se preocupó más en alentar a la pequeña y en darle instrucciones que en sí mismo. Etsu no tuvo más elección que sonreir...

«¡Así se habla!»

Daigo volvió su mirada al Inuzuka, y le preguntó si bajaban. El rastas afirmó con un gesto seco de cabeza, indicando su conformidad —Si, bajemos. —, para tras ello tomar la delantera. El de orbes verdes avanzó un poco, hasta poder vislumbrar que se trataba de una especie de escalera, con un pasillo que llevaba a algún lado de tonalidades verdosas. Bien podía ser la boca del infierno, pero los chicos estaban decididos en buscar supervivientes en esa catástrofe. Debían encontrar a los padres de la chica.

Déjame ir delante con un poco de distancia. Podrían haber más trampas, estaré más atento. —aclaró a Daigo.

Concentrado, bajó por la entrada hasta topar con el dispositivo que había herido a su compañero. Se trataba de una trampa única, dispuesta solamente para joder. Chasqueó la lengua, y continuó avanzando por el pasillo. Estaba alerta por todo a su alrededor, e iba con paso cuidadoso, en pos de intentar no activar alguna trampa más.

Si nada lo impedía, se fumaría ese pasillo para terminar aclarando las dudas de qué era esa luz del final.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~
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Mensajes en este tema
RE: Dónde alguna vez hubo una sonrisa - por Inuzuka Etsu - 12/03/2020, 23:23


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