13/03/2020, 17:19
— ¿Qué te apetece, Eri-san?
—Ven, te invito a unos dangos.
La pelirroja tomó nuevamente del brazo a la rubia y la llevó lejos de aquel lugar, paseando de nuevo por los puestos antes vistos por ambas. La gente comenzaba a cubrir el lugar y el cielo oscurecía a medida que pasaban los minutos. Pronto, ambas jóvenes se vieron frente a un pequeño puestecillo de dangos, con un señor de rostro alegre dándole un palo con tres dangos de colores diferentes a un niño.
—Buenas noches, ¿me podría dar dos, por favor? —señaló Eri una vez llegara su turno.
Una vez pagados, uno de los dos palos fue tendido a Hana y el otro fue llevado a la boca de Eri, quien ya había comenzado a degustar su dulce.
—Ven, te invito a unos dangos.
La pelirroja tomó nuevamente del brazo a la rubia y la llevó lejos de aquel lugar, paseando de nuevo por los puestos antes vistos por ambas. La gente comenzaba a cubrir el lugar y el cielo oscurecía a medida que pasaban los minutos. Pronto, ambas jóvenes se vieron frente a un pequeño puestecillo de dangos, con un señor de rostro alegre dándole un palo con tres dangos de colores diferentes a un niño.
—Buenas noches, ¿me podría dar dos, por favor? —señaló Eri una vez llegara su turno.
Una vez pagados, uno de los dos palos fue tendido a Hana y el otro fue llevado a la boca de Eri, quien ya había comenzado a degustar su dulce.