16/03/2020, 15:10
—Me tiene —dijo el peliblanco, vencido por la curiosidad—. Cuente conmigo para mañana.
Saki esbozo una sonrisa de satisfacción y procedió a retirarse acompañada de Tamayo, mientras que un pequeño grupo de criadas se encargaba de los restos de la cena. No paso mucho hasta que ambos muchachos fueron conducidos a distintas habitaciones para que descansaran. A Kazuma le era difícil decir si aquella habitación era para invitados, pues estaba suntuosamente decorada, demasiado para su gusto sencillo. Aun así, no tuvo problemas para dormir, algo natural luego de semejante día.
Se levantó lentamente mientras una de las criadas tocaba la puerta. Hacia frio y se veía que el sol apenas estaba elevándose por sobre el horizonte. Siendo que era su primera vez allí, el joven tuvo que ser guiado hasta el baño para arreglarse un poco y luego hasta el comedor. Lo mismo ocurriría con Takumi, haciendo que ambos se encontrasen al momento del desayuno. Una de las criadas les aviso, por recomendación de la maestra, de que comieran ligero. Con aquello en mente el peliblanco se limitó a comer algo de pan, un poco de fruta y un necesario té.
—Buenos días, chicos —saludo Tamayo, entrando al comedor—. La señora se reunirá pronto con ustedes en el jardín, acompáñenme.
—Tamayo-san… —le llamo Kazuma mientras ambos eran guiados hasta el sitio de encuentro—. ¿Por qué anoche insistías en que no aceptáramos la invitación de la maestra Saki?
—Ya es un poco tarde para eso, ahora tendrán que aguantar —dijo a manera de sentencia mientras llegaban al sitio, casi haciendo un mohín por el hecho de no ser escuchada.
El sitio de encuentro era un patio sin hierba, marrón y pantanoso debido a una leve lluvia que cayó durante la noche. El sol comenzaba a elevarse cuando los jóvenes fueron dejados allí solos, esperando.
—Que misterio —comento Kazuma—. ¿Qué crees que tenga planeado?
Saki esbozo una sonrisa de satisfacción y procedió a retirarse acompañada de Tamayo, mientras que un pequeño grupo de criadas se encargaba de los restos de la cena. No paso mucho hasta que ambos muchachos fueron conducidos a distintas habitaciones para que descansaran. A Kazuma le era difícil decir si aquella habitación era para invitados, pues estaba suntuosamente decorada, demasiado para su gusto sencillo. Aun así, no tuvo problemas para dormir, algo natural luego de semejante día.
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Se levantó lentamente mientras una de las criadas tocaba la puerta. Hacia frio y se veía que el sol apenas estaba elevándose por sobre el horizonte. Siendo que era su primera vez allí, el joven tuvo que ser guiado hasta el baño para arreglarse un poco y luego hasta el comedor. Lo mismo ocurriría con Takumi, haciendo que ambos se encontrasen al momento del desayuno. Una de las criadas les aviso, por recomendación de la maestra, de que comieran ligero. Con aquello en mente el peliblanco se limitó a comer algo de pan, un poco de fruta y un necesario té.
—Buenos días, chicos —saludo Tamayo, entrando al comedor—. La señora se reunirá pronto con ustedes en el jardín, acompáñenme.
—Tamayo-san… —le llamo Kazuma mientras ambos eran guiados hasta el sitio de encuentro—. ¿Por qué anoche insistías en que no aceptáramos la invitación de la maestra Saki?
—Ya es un poco tarde para eso, ahora tendrán que aguantar —dijo a manera de sentencia mientras llegaban al sitio, casi haciendo un mohín por el hecho de no ser escuchada.
El sitio de encuentro era un patio sin hierba, marrón y pantanoso debido a una leve lluvia que cayó durante la noche. El sol comenzaba a elevarse cuando los jóvenes fueron dejados allí solos, esperando.
—Que misterio —comento Kazuma—. ¿Qué crees que tenga planeado?
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)