16/03/2020, 17:25
El Hyūga pudo prever la llegada de Ayame, siento que cuando entraron a la habitación ya estaba arrinconado ya contra la pared abrazándose de un libro que probablemente estuviese leyendo desde antes. Claramente estaba sorprendido no solo por el enojo de Ayame sino por la presencia del Yotsuki. Sin embargo, el genin no pudo sino arquear la ceja también al notar que algo había cambiado en la apariencia de su viejo camarada. No era el pelo ni la ropa, era algo que le costó diferenciar al inicio pero tras caer en cuenta parpadeó varias veces cuando se fijó en su rostro con más detenenimiento.
"WHAT!?" Hasta dónde creía recordar, sus ojos solían ser purpúreos, pero ahora lucían en un extraño tono blanquecino que hasta podía resultar perturbador. "¿Qué verga?" Lastimosamente, este no era el momento para preguntar por tan extraño cambio de look.
Ayame no fue directamente al grano, fingía una calma que claramente no poseía y se estaba tomando su tiempo para observar la reacción de Daruu. El genin suspiró y se cruzó de brazos. Si quería que aquello no pasara a mayores tenía que ser más directo. Cuando el jōnin preguntó por el motivo de la rabia de la kunoichi, el genin se adelantó dos pasos a interrumpir la conversación y responder pese a que no se había dirigido a él. Lucía calmado a diferencia de la fémina, pero claramente la sonrisa se había borrado de su rostro.
—Pasa que por azares del destino cierto kunai terminó en mis manos, Aotsuki resultó apareciendo en medio de mi puta casa y entre la conmoción que eso provocó en mi familia la loca de mi mamá terminó atacándola —. Conciso y sin adornos de ningún tipo.
Para como la Hōzuki se lo había contado, el de los pelos parados debía estar más que consciente de todas las implicaciones de aquellas palabras, no necesitaba decir más, que el resto ya le correspondía a Ayame.
"WHAT!?" Hasta dónde creía recordar, sus ojos solían ser purpúreos, pero ahora lucían en un extraño tono blanquecino que hasta podía resultar perturbador. "¿Qué verga?" Lastimosamente, este no era el momento para preguntar por tan extraño cambio de look.
Ayame no fue directamente al grano, fingía una calma que claramente no poseía y se estaba tomando su tiempo para observar la reacción de Daruu. El genin suspiró y se cruzó de brazos. Si quería que aquello no pasara a mayores tenía que ser más directo. Cuando el jōnin preguntó por el motivo de la rabia de la kunoichi, el genin se adelantó dos pasos a interrumpir la conversación y responder pese a que no se había dirigido a él. Lucía calmado a diferencia de la fémina, pero claramente la sonrisa se había borrado de su rostro.
—Pasa que por azares del destino cierto kunai terminó en mis manos, Aotsuki resultó apareciendo en medio de mi puta casa y entre la conmoción que eso provocó en mi familia la loca de mi mamá terminó atacándola —. Conciso y sin adornos de ningún tipo.
Para como la Hōzuki se lo había contado, el de los pelos parados debía estar más que consciente de todas las implicaciones de aquellas palabras, no necesitaba decir más, que el resto ya le correspondía a Ayame.